domingo, 3 de enero de 2010

Croque al "santo" Mateo

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Autorretrato del maestro Mateo


2.8.- Croque al maestro Mateo. Quizá como firma del maravilloso trabajo que supuso el Pórtico de la Gloria, el maestro Mateo nos dejó su autorretrato al pie del parteluz central, arrodillado y mirando directamente al altar mayor. Su imagen humilde, de redondeada cabeza y pelo ensortijado, atraía la mirada y simpatía del peregrino de tal forma que acabó por convertirse en la imagen de un santo. Pero nunca se olvidó la mente preclara de quien había diseñado aquel pórtico maravilloso, por eso se le supuso dotado de una inteligencia superior, curiosamente capaz de ser transmitida al visitante mediante el simple procedimiento de darse un croque contra el duro granito de la imagen. Así nació el santo dos croques, al cual acuden tanto peregrinos como estudiantes, y hasta madres con hijos pequeños, para despabilar la inteligencia.

La segunda cola más numerosa, de las que suelen formarse ante la catedral, es la de la plaza del Obradoiro; su fin, en absoluto religioso, consiste en poner los dedos en el parteluz, al tiempo que se piden cinco deseos, y en darse un sonoro croque contra el duro granito de la imagen del santo Mateo. Según nuestras obervaciones personales (que deberían tomarse con una pizca de sal), algo más de la mitad de los visitantes dan el croque al forzudo que domina los monstruos situados bajo el parteluz (es decir, al santo que no es, ya que el maestro Mateo está del lado interior, mirando al altar) y un porcentaje aún mayor, después de esperar más de una hora bajo el ardiente sol de Agosto, no sabe para qué sirve ni el coscorrón ni la imposición de los dedos...



La ayuda de los guías turísticos tampoco es de gran utilidad y fomentan más la anécdota, cuando no el chiste, que la propia información. Así, durante el corto tiempo que permanecimos delante del santo, pudimos escuchar como uno de ellos advertía a una turista sobre los inconvenientes de darse el croque demasiado fuerte: una catalana se golpeó muy fuerte el año pasado y, meses después, se quejaba de haberse quedado embarazada..., dijo. El chascarrillo, además de malo, era más propio para ser contado en otro sitio, por ejemplo ante la exuberante y venerada imagen de Nuestra Señora la Preñada, en el museo del Claustro, pero...