lunes, 19 de julio de 2010

Diario de una pareja de peregrinos. Etapa 28: de Arzúa a O Pedrouzo / 19 kms

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Despidiéndonos de Arzúa

Más lluvia. Había llovido mucho durante la noche y al amanecer lo hacía más suave. Primer dilema: ¿chubasquero o capa? Optamos por el primero y ya veremos. Salimos de la ciudad por la misma carretera nacional que la atraviesa y enseguida comienzan las cuestas. Nos despedimos de Arzúa desde un alto. De nuevo comienzan los toboganes, las subidas y las bajadas, las pistas de tierra y de asfalto, los cruces de carretera y el tránsito por incontables aldeas. Barro y charcos nos dificultan la marcha. No importa. Santiago está ahí mismo, nos decimos. Muchos peregrinos, la mayoría ibéricos, españoles o portugueses que se hacen notar. En Melide la ruta francesa recibe los caminantes del llamado Camino Primitivo y en Arzúa son los peregrinos del Norte los que se unen a nosotros.

Una pequeña molestia en las rodillas nos recuerda los muchos kilómetros ya recorridos, los continuos cambios de ritmo, y también, por qué no decirlo, la alta velocidad que llevamos. Es que Santiago está ahí mismo, cómo no vamos a correr. En Burres abandonamos el concello de Arzúa y entramos en el de O Pino, último municipio antes de Santiago. Vuelve la intensa lluvia y algunos deciden ponerse la capa. Apenas descansamos, las rodillas nos siguen avisando.

Capas y chubasqueros en otra etapa lluviosa

Siguen los prados y los bosques, mayoritariamente de eucaliptos, que dejando al margen polémicas sobre su conveniencia ecológica y forestal, impregnan el aire con un agradable aroma. En Boavista nos incorporamos a un grupo de peregrinos que deliberan sobre la posibilidad de alargar la etapa y llegar hoy al Monte do Gozo, dejando para mañana la triunfal y fácil entrada en Santiago. Algunos se atreven, otros optamos por mantener el plan o más bien fueron nuestras rodillas las que tomaron la decisión. Recordamos las consecuencias que tuvieron algunas osadías en etapas pasadas. No. Además, hay un cierto aire de competición que nos desagrada. Santiago de Compostela no se consume, no se gasta, es eterno. Mañana también estará ahí. ¿para qué las prisas? Una cosa es llevar una buena velocidad animados por ver tan próxima la consecución del objetivo y otra muy distinta entrar en una carrera sin sentido. La mayoría, justo es decirlo, participaron de nuestro criterio.

¡Qué cerca está Santiago!

En A Rúa, el mojón nos indica 19 kilómetros a Santiago. Ya nos dijeron que había un ligero error a la baja, pero en todo caso, la etapa está concluyendo. Nos acercamos a O Pedrouzo, de la parroquia de Arca, Concello de O Pino. Algunas informaciones mencionan indistintamente las tres denominaciones y causan cierta confusión. Al llegar a la población, buscamos y encontramos alojamiento. Preguntamos a quien nos acoge el nombre de la población. Nuestra hospitalera sonríe. Unos lo llamamos de una manera y otros lo llaman de la otra. No nos quedamos muy convencidos pero la carcajada fue sonora. En O Pino-Arca-O Pedrouzo sellamos nuestras credenciales e hicimos un largo y necesario descanso antes de la etapa final. El sueño está cerca de hacerse realidad. La promesa y el objetivo, muy próximos a cumplirse. Las rodillas, también muy cerca de decir basta.
 M & JF

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