domingo, 18 de julio de 2010

Diario de una pareja de peregrinos. Etapa 27: de Palas de Rei a Arzúa / 29 kms

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Vadeando el arroyo

Otro día lluvioso en Galicia. Tenemos por delante una significativa etapa. Por la distancia a recorrer, por encima de lo recomendado pero también porque en ella entraremos en la última provincia del Camino Francés, La Coruña. Navarra, La Rioja, Burgos, Palencia, León y Lugo ya iban a ser historia. Así que manos a la obra. Bajo la lluvia recorremos los primeros kilómetros. Algunas corredoiras están encharcadas y unas losas ayudan a vadear los arroyos que las inundan. Pronto llegamos a San Julián del Camino que tiene una preciosa iglesia románica del siglo XII.

Otra vez los toboganes, suaves subidas y bajadas que nuestros colegas los ciclistas llaman rompepiernas, ya que cuando los músculos parecen haberse acostumbrado a la subida, la bajada los enfría de nuevo. Y vuelta a empezar. Algo parecido nos ocurre a los caminantes. Pero así de hermosa es Galicia y mantener esa opinión nos ayuda a superar esas leves dificultades.

Iglesia de San Xulián do Camiño

En O Coto cambiamos de provincia. Ya estamos en Coruña. Queda muy poco a Santiago. Bueno, poco relativamente. Poco si lo comparamos con los más de 700 kilómetros recorridos para llegar a Melide donde entramos tras pasar Furelos. Y allí nos esperaban dos gratas sorpresas. Una; cuando el grupo de peregrinos en que más o menos nos integramos se dirigía hacia el centro de la ciudad y pasamos por la puerta de una pulpería, su dueño nos ofreció probarlo gratuitamente. Era bastante temprano y más apetecía un café, pero tanto insistió el hombre que accedimos. Y tenía razón. No sólo lo probamos sino que además nos quedamos allí todos a almorzar caldo gallego y pulpo, ambos magníficos. Con ello se trastocaron un poco los planes horarios pero mereció la pena.

La otra; en pleno centro de Melide existe, frente a la iglesia del Sancti Spiritus, una especie de bulevar cuyo suelo está adornado con estrellas en cada una de las cuales figura el nombre de un ilustre miembro de la Orden del Camino de Santiago, muy vinculada a la Ruta y a la propia localidad. La casualidad, bendita casualidad, hizo que nuestra mirada fuese a fijarse precisamente en una de ellas, la dedicada a D. Feliciano Barrera, editor de El Correo Gallego y firme promotor del Camino de Santiago. Desde este humilde diario testimoniamos nuestra admiración por su ingente labor empresarial y de mecenazgo cultural y defensa de Galicia y nuestro agradecimiento por permitirnos formar parte pequeñita de su equipo de colaboradores.

Con la fuerza del caldo y el pulpo y la emoción transformados en energía, acometimos la última parte de la primera y larga etapa coruñesa. Eucaliptos, robles, pinos y castaños se alternan, otra vez, con los prados. Carballal y Boente, Figueiroa y Castañeda, donde estaban los hornos de cal en que los peregrinos entregaban las piedras recogidas en la etapa de Triacastela, Ribadiso y Rendal, entre otras, nos ponen en las puertas de Arzúa, a la que llegamos después de una interminable subida y que atravesamos, muy cansados pero con enorme ilusión, por su calle principal, en realidad, un tramo de la carretera nacional 547.
M & JF

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