lunes, 20 de abril de 2009

Los Tuatha Dé Danann

Pero ¿quiénes eran aquellos seguidores de la diosa Danu? Según las distintas tradiciones, eran descendientes de Temed, el líder de una de las cuatro razas que habían poblado Irlanda antes que ellos, y parece que provenían del norte, aunque también se dice que bajaron directamente del cielo para tomar posesión de la isla. En todo caso, sabemos que eran profundos conocedores de las cosas del más allá y hábiles en el dominio de la magia.

Cuentan las leyendas más antiguas que llegaron a Irlanda a principios del verano (coincidiendo con el festival de Beltaine), cabalgando sobre las nubes y conducidos por su mítico rey Nuada. Otras leyendas, sin embargo, nos hablan de naves incendiadas para imposibilitar la retirada, y de guerreros que salían de entre el humo como fantasmas saliendo de las nubes. Eran guerreros feroces y, para hacerse con el control de las nuevas tierras, tuvieron que luchar en Magh Tuiredh contra los torpes Fir Bolg (los pictos) primero y, más tarde, contra los fomorianos. En esta segunda batalla, Nuada fue muerto por el ojo venenoso de Balor, rey de los Fomoré. A su vez, Lugh, que luego sería dios, mató a Balor de una pedrada y se convirtió en nuevo rey de los Tuatha Dé. A pesar de las victorias, los danaos nunca destacaron por su habilidad en el uso de las armas y sus triunfos han de ser atribuidos a unos conocimientos mágicos capaces de proporcionarles la victoria.

Los Tuatha Dé Danann fueron muy famosos por sus cuatro tesoros mágicos: la terrible lanza de Lugh, el fabuloso caldero de Dagda que no importaba cuantos comieran de él pues a todos dejaba satisfechos, la invencible espada de Nuada y la piedra del destino, que podía distinguir a los impostores de los auténticos herederos al trono.
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