viernes, 5 de noviembre de 2010

Apuntes Jacobeos: Peregrinación sanitaria

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5.6.- Peregrinación sanitaria. Cuando la salud falta y los médicos no son capaces de restituirla, uno se ve abocado a recurrir a la magia o al milagro. Es entonces cuando, ya postrado en la cama, ya a su lado, se hacen promesas de grandes penitencias o de peregrinaciones a lejanos santuarios, ya se llamen Lourdes o Guadalupe. Y si esto ocurre hoy en que la medicina ha alcanzado un gran desarrollo, cuanto más en el medievo en que la medicina era limitada tanto en conocimientos como en difusión, que estaba al alcance de muy pocos. No es pues de extrañar que, en aquella época, ante situaciones desesperadas, la gente se acordara de la tumba del Santo Apóstol.

La peregrinación a Santiago nunca ha tenido especial fama de milagrera; aun así, el Códice Calixtino recoge un importante número de enfermedades que pueden tener remedio si el enfermo se acerca con fe a Compostela. He aquí algunos de los enfermos que el Calixtino cita como habituales del Camino: leprosos, frenéticos, nefríticos, maniosos, sarnosos, paralíticos, artéticos, escotomáticos, fegmáticos, coléricos, energúmenos, devios, tremulosos, cefalargios, emigránicos, podágricos, estranguiriosos, disuriosos, febricitantes, caniculosos, hepáticos, fistulosos, tísicos, disentéricos, mordidos por serpientes, ictéricos, lunáticos, estomáticos, reumosos, dementes, epiforosos, albuginosos y enfermos de otra muchas traidoras enfermedades.

Similares a la peregrinación sanitaria, en que se viajaba pidiendo la intercesión del Santo para la obtención de una mejor salud, eran aquellas otras en las que se pedía su intercesión para lograr algún otro beneficio. Muy conocidos eran los casos de esterilidad en que se acudía al Apóstol pidiéndole un hijo, caso que viene muy bien reflejado en la leyenda del peregrino resucitado en los montes de Oca (ver más adelante). La frecuencia de este tipo de petición dio origen a la aparición de cancioncillas satíricas que narraban de forma humorística tales hechos. El tema más socorrido es el del peregrino que acude al Santo para poder tener un heredero, el viaje se le alarga y, para cuando regresa, su esposa ha tenido no ya uno, sino dos pequeños vástagos.

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