sábado, 21 de diciembre de 2013

La EOV os desea unas felices fiestas



La EOV os desea unas felices fiestas navideñas

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Emilio R. Barrachina estrena su documental sobre el metílico


Hace cincuenta años, una intoxicación por alcohol metílico causó centenares de muertes en España.


Garrafas con alcohol metílico
Nota: Podréis ver este documental en la Casa de Galicia en Madrid, el 28 de enero de 2014, por gentileza de su director Emilio Barrachina, la Asociación de Empresarios Gallegos en Madrid (Aegama) y la propia Casa de Galicia.


Emilio Rodríguez se despertó una mañana de 1963 en su aldea de A Pena (Orense), se asomó a la ventana para ver sus viñedos y todo estaba nevado. Era pleno mes de agosto. Se fue al baño, se miró al espejo y allí también nevaba. Minutos después perdía la vista para toda la vida. La noche anterior se había tomado una copa de licor café de garrafa que provenía de las bodegas de Rogelio Aguiar.

Han pasado cincuenta años de esto, un caso real con el que arranca el documental del director de cine Emilio Ruiz Barrachina. Lo acaba de estrenar en el Festival Internacional de Cine de Orense y se emitirá próximamente en la Televisión de Galicia y en La 2 de Televisión Española.

El trabajo audiovisual narra los hechos del denominado Caso del metílico, el mayor envenenamiento masivo de la historia de España provocado por metanol o alcohol metílico, y que por intereses políticos y económicos trató de ocultarse en la época. Como consecuencia, muchos de los fallecimientos fueron registrados como muertes naturales.

"La bodega de Rogelio Aguiar no vendía el alcohol con su sello, sino que lo distribuía en garrafón a otros bodegueros para que lo embotellasen. Se sabe que compró en Madrid 75.000 litros de alcohol metílico porque, según manifestó, le dijeron que se podía consumir si se rebajaba con agua. El alcohol que compró estaba destinado a la fabricación de combustible de aviones", explica a SINC Ruiz Barrachina.

La realidad era que el alcohol metílico costaba la mitad que el etílico y quería hacer negocio. Con esos 75.000 litros, él fabricaría un total 125.000 que pondría a la venta a bodegas de toda España en garrafas. Uno de los lugares donde llegaron primero fue Lanzarote, porque había un bodeguero en Vigo con muy buenas relaciones con Canarias.

"Es por eso que la primera persona que relaciona el consumo de determinadas botellas de alcohol con los fallecimientos y la ceguera es una farmacéutica canaria, Elisa Álvarez. A partir de ahí empieza la investigación. Pero la tragedia se extiende por toda España, y donde más incidencia tiene es en Galicia", añade el director de cine. Tan solo una copa de licor café o de orujo fue capaz de dejar ciego o matar a quien se la bebió.

"El metanol produjo en aquel momento una tragedia que a veces se reproduce por la ignorancia de la gente. Este producto tóxico se absorbe y se metaboliza en el hígado creando ácido fórmico y formaldehído. El primero provoca problemas digestivos y síntomas de embriaguez –como una intoxicación etílica–, y el formaldehído ataca la retina y causa la ceguera. La muerte sobreviene porque una vez absorbido pasa rápidamente a los órganos y puede provocar un coma", declara a SINC Rosario Moyano, catedrática de toxicología de la Universidad de Córdoba.

Por esta intoxicación falleció sobre todo gente de extracto social bajo, consumidores de aguardiente o licor café de garrafa. Al ser en su mayoría personas de los pueblos y con pocos recursos, muchas de ellas se consideraron muertes naturales.

La bebida asesina pudo llegar a Nueva York

En el juicio se mezclaron los intereses económicos y políticos del franquismo. El gobierno de Franco iniciaba por entonces una costosa campaña para vender al exterior que España se había modernizado y quería ofrecer nuevas oportunidades al turismo.

"Si este caso se llegaba a conocer y saltaba a los medios internacionales, como tenía que haber sucedido, todo aquello se podía venir abajo y por eso trataron de ocultarlo", apunta el director del documental.
Por otra parte, España continuaba recibiendo dinero de EEUU y este escándalo hubiera repercutido en las relaciones con los estadounidenses.

Lo que se hizo, de la manera legal que entonces creyeron más oportuna, fue plantearlo no como homicidio involuntario, sino como un juicio de atentado contra la salud pública, un mal menor. "Lo equipararon a vender productos caducados y por ello el resultado es que solo se reconocen 51 muertes", subraya Ruiz Barrachina.

Durante el juicio hubo once imputados que fueron condenados. Sin embargo, ninguno de ellos llegó a cumplir íntegra su condena. Además, las cuantiosas indemnizaciones que debían pagar a las víctimas nunca llegaron porque se declararon insolventes.

El fiscal del caso, Fernando Seoane, siempre defendió que solo con hacer un sencillo cálculo matemático de lo que pueden producir 125.000 litros de alcohol tóxico en el mercado, se podía saber la magnitud de la tragedia. Seoane estimaba que las víctimas estuvieron por encima de 5.000, entre fallecidos y personas que se quedaron ciegas.

Debido a las enormes cantidades de alcohol metílico que vendió Rogelio Aguiar, algunas de las garrafas llegaron incluso al otro lado del Atlántico, como indica el escritor y periodista de investigación Fernando Méndez en su libro Metílico, 50 años envenenados, en el que está basada la película.

"En el puerto de Nueva York fue intervenido un envío procedente de Vigo de bebidas contaminadas con alcohol metílico, según recoge el sumario del caso. Debido al descontrol de las autoridades sanitarias y de aduanas, no se sabe con exactitud qué cantidad pudo llegar realmente. Lo que sí coincide en el tiempo, primavera del 63, es la muerte masiva de vagabundos en la zona de Manhattan por alcohol metílico, con bebidas baratas que provenían de garrafón. Los diarios se hicieron eco de ello. Es mucha coincidencia", argumenta a SINC Méndez.


Su libro está escrito a partir de una investigación de cinco años, de los más de 30.000 folios del sumario del juicio. "No sé si podría volver a abrir el caso y aportar nuevas pruebas, pero creo que las víctimas merecen por lo menos un reconocimiento social que no han tenido en los últimos 50 años", subraya Méndez.

Sinc/Eva Rodríguez

viernes, 13 de diciembre de 2013

Luis Pereiro Álvarez y la galleguidad de Colón


Mapa de las Rías Gallegas con la toponimia de Colón

Un religioso fallecido lega a su heredera varios tomos en los que concluye el origen pontevedrés del almirante

Un personaje enigmático, el jesuita Luis Pereiro Álvarez, dedicó décadas de trabajo a investigar el origen de Cristóbal Colón. Sus investigaciones se conocieron después de su muerte, cuando lega a sus sobrinas-nietas una maleta, oculta en una vivienda, repleta de documentos. Sorprendentemente sus estudios no siguieron las teorías de De la Riega (de la que beben todos los historiadores que defienden el origen español) pero llega a la misma conclusión: Colón era gallego. La Asociación Cristobal Colón Galego se propone analizar rigurosamente su obra y sacarla del anonimato.

El verdadero precio de todas las cosas es el esfuerzo y la dedicación que suponen. Y el jesuita Luis Pereiro Álvarez pagó con décadas de trabajo su empeño por saber más de la vida de Cristóbal Colón, un personaje al que dedicó gran parte de su vida y, de hecho, el religioso se murió convencido de que su obra prueba el origen gallego del navegante.
Solitario y enigmático, su biografía es en gran parte un misterio, incluso para su propia familia. Nació el 29 de enero de 1916 en Remoiño, en Arnoia-Ourense y se ordena a los 19 años (ingresó en los Jesuitas el 12 de octubre de 1935). Un año después emigra para huir de la guerra civil, pero se desconoce si se marchó a Bélgica o a Francia.
Es solo uno de los misterios que rodean a este personaje que el 20 de noviembre de 1973 abandona la compañía de Jesús con la idea de montar su propia congregación religiosa.
A partir de ese momento, se centra plenamente hasta su fallecimiento en 2006 en sus investigaciones sobre Colón.
Reside en una vivienda de planta baja en el centro de Salamanca y devora cualquier obra y documento atribuido al mavegante, para ir separando palabras y haciendo interminables listas: ¿cómo sería ese mismo vocablo en español, en latín, en portugués y en gallego? Son los idiomas que él domina, más que Menéndez Pidal, que fue uno de los defensores del origen español y empleó un método semejante.
Meticuloso, todas las palabras que pudo haber utilizado Colón aparecen en sus cuadernos por orden alfabético y bajo distintos títulos: "Diario de Colón", "Libro de la primera navegación", "La lengua materna de Cristóbal Colón", "Palabras gallegas de Colón"...
Después de estudiar el léxico y todo tipo de frases que pudo haber empleado Colón, se centra en la toponimia; mapas y mapas en papel cebolla de las rías y de cómo los nombres de sus accidentes geográficos aparecen reproducidos en las costas americanas.
Documentos, monumentos, tradiciones, el origen del apellido, los motivos por los que pudo ocultar su origen... Todo lo relacionado con Colón es minuciosamente analizado.
Reúne la totalidad de su trabajo bajo el título de "Colón de España" y, consciente de su importancia, la registra en los años 1998 y 2000 en Madrid y Castilla-León. Es una obra monumental, 12 tomos de los que su familia no tenía ni conocimiento.
Concienzudo hasta el final, hizo testamento ante el notario Julián Marcos, del colegio de Valladolid, y detalla donde estaba su gran tesoro: en una maleta que permanecía oculta en una vivienda. Adjunta además notas precisas sobre cómo publicar la obra o el alcance de su importancia.
Sus herederas, sus sobrinas-nietas Marisol y Míriam Pereiro (en la imagen que ilustra esta información, Míriam con su marido, Pedro Rey Fernández) desconocía práticamente todo de la vida del jesuíta y tuvo conocimiento de su legado cuando el notario se puso en contacto con ella para hacérselo llegar.
Tras un primer estudio crítico superficial (el legado acaba de hacerse público) los integrantes de la Asociación Cristóbal Colón Galego comprueban que Luis Pereiro ni cita en sus investigaciones a De la Riega, el autor que lanzó hace un siglo la teoría del origen pontevedrés del navegante, pero sorprendentemente llega a la misma conclusión. Para ello se basa además en las mismas claves: las numerosas frases y palabras en gallego que emplea Colón, sus expresiones o los nombres con los que bautiza las costas americanas a las que va llegando y que se corresponden con nombres de las rías gallegas.
La Asociación Cristóbal Colón Galego se propone ahora llevar a cabo un estudio riguroso de la obra y sacar del anonimato a un jesuíta que siguió la máxima de San Agustín: reza como si todo dependiera de Dios, trabaja como si todo dependiera de ti
Susana Regueira / Faro de Vigo

jueves, 12 de diciembre de 2013

La Asociación de Empresarios Gallegos en Madrid, Aegama, entrega sus distinciones 2013 en un acto celebrado en la Casa de Galicia de Madrid


La plana mayor de Aegama: José Cerdeira, Justo Trashorras, Francisco Cal, Enrique Santín, Íñigo Osset, Ana Bodelo, Felisa F. Lombardero, Julio Lage, Francisco Silva, José Manuel P. Vázquez, Manuel D. Limeres, Argimiro Guillén, Miguel Romay y Ramón Rey. Foto: seixas@lalinpress
Ayer día 11, la Asociación de Empresarios Gallegos en Madrid celebró su cóctel de Navidad en el que aprovechó para distinguir a algunos de los asociados que más han colaborado con la Asociación a lo largo de sus 23 años de existencia. El acto comenzó con las palabras del Presidente, Julio Lage, quien se alegró por el trabajo realizado durante el año que acaba y animó a todos a seguir colaborando con la Asociación durante el próximo. Asimismo, felicitó a los asociados distinguidos por su colaboración con Aegama y aprovechó para desear a todos unas felices fiestas y un próspero año 2014. 

Los asociados distinguidos en este 2013 fueron: 

ManuelDomínguez Limeres
RamónRey Mendoza
ManuelRodríguez Ferreiro
José MiguelRomay Graña
Carlos JavierTorres Diz
FranciscoSilva Barro
JustoTrashorras Díaz
ArgimiroVázquez Guillén
ManuelSeixas Calviño
EnriqueConde Blanco
FelisaFernández Lombardero
ÍñigoOsset Rambaud y
AnaBodelo Cao

Seguidamente se contó con la brillante actuación musical de Jayme Marques, quien deleitó y entusiasmó a todos con su música caliente e hizo revivir viejos tiempos. La fiesta se completó con el correspondiente cóctel y un brindis por el nuevo año acompañado con los correspondientes dulces de Navidad.

Os recordamos que el próximo evento importante de Aegama será el Premio Victoriano Reinoso, que se entregará a D. Ángel Ron, Presidente del Banco Popular, el próximo 20 de enero en el Meliá Castilla.

lunes, 2 de diciembre de 2013

Apuntes Jacobeos: Diez personajes del Camino


 Diez personajes del Camino
  
      Pero, ¿quién hizo el camino? Autores hay que dicen que ya estaba hecho mucho antes de ser descubierto el sepulcro apostólico, que ya circulaban por él gentes deseosas de ver el fin del mundo, gentes que peregrinaban a la tumba de Prisciliano o a otro sitio. Otros, los franceses, pensaban que había sido el gran Carlomagno, el vencedor de los moros, el que lo había hecho por encargo del mismo Apóstol. Pero no. Olvidémoslo todo. El camino, tal como lo conocemos, lo fueron haciendo los peregrinos con sus pies, con el pisar de sus bordones, con esa piedra que apartaban o ese tronco que echaban al río. Hubo, claro está, hombres, muchos de ellos anteriores peregrinos, que se dedicaron a cuidar de aquellos pasos, de aquellos senderos. Y hubo también quienes hablaron de él, lo promocionaron y contribuyeron con sus escritos a mantener la riada de caminantes. Fueron, unos y otros, camineros y caminantes, los famosos viatores, los que contribuyeron a hacer camino. Y fueron muchos, pero sólo recordaremos a unos pocos.

Carlomagno, según Luis Félix Amiel (1802 - 1864)

      9.1.- Carlomagno.- En el libro IV del Códice Calixtino, el atribuido a un legendario arzobispo Turpin, presente en Roncesvalles, nos cuenta que el Apóstol Santiago se encontraba triste y apenado de ver cómo las tierras por él evangelizadas habían caído en manos de los sarracenos. Así que, una noche, se le apareció en sueños a Carlomagno y le dijo:

      El camino de estrellas que ves en el cielo significa que has de ir desde estas tierras hasta Galicia con un gran ejército a combatir a las pérfidas gentes paganas, y a liberar mi camino y mi tierra, y a visitar mi basílica y mi tumba. Y después de ti irán allí peregrinando todos lo pueblos de la tierra. En recompensa por tus fatigas, obtendré de Dios para ti la gloria celestial y tu nombre permanecerá en la memoria de los hombres mientras dure el mundo.

      Carlomagno puso manos a la obra y no paró hasta llegar a Pampilonia (Pamplona) donde sus robustas murallas le retuvieron durante tres meses, hasta que un buen día se desplomaron solas para permitir la entrada del emperador. Desde allí se dirigió a Compostela, donde oró ante la tumba del Apóstol, y continuó hasta Iria Flavia donde el arzobispo Turpin, su perpetuo acompañante, pudo bautizar a todos los paganos. Luego siguió conquistando tierra de infieles y obteniendo rico botín con el que enriqueció la iglesia del Apóstol y mandó construir otros numerosos templos. Finalmente regresó a su tierra donde siguió gastando el tesoro obtenido de los agarenos en la construcción de iglesias y santuarios.

      Pero Carlomagno no pudo dormir tranquilo durante mucho tiempo. Por el sur habían llegado a Iberia los almorávides, y con la ayuda de su rey Aigolando los musulmanes se apoderaron nuevamente de las tierras conquistadas por el emperador. Carlomagno tuvo que volver a España para, con la ayuda de sus doce pares, vencer a Aigolando e, incluso, a Almanzor. Luego estableció el Camino de Santiago, nombró a Compostela sede Apostólica y la proclamó la segunda de las iglesias de la cristiandad (sólo por detrás de la de Roma). Finalmente regresó a Francia, y todo hubiera ido bien si no fuera por la traición de los reyes de Zaragoza que provocaron la terrible tragedia de Roncesvalles.

      La leyenda de Carlomagno, atribuida al obispo Turpin, no pasa de ser un mero intento de hacer al emperador como origen de todo el culto compostelano. Sin embargo, a pesar de lo inverosímil de lo contado por este libro cuarto del Códice Calixtino, su influencia sobre la difusión y atracción de Santiago, especialmente para los galos, fue innegable.

jueves, 28 de noviembre de 2013

¿Colón gallego?: un documental que plantea la duda





Ésta es la tesis que plantea el realizador de televisión Ángel Peláez en un documental sobre la figura del descubridor de América y su relación con Galicia.



El realizador Ángel Peláez ha presentado en Madrid la versión en castellano del documental ¿Colón Gallego?, emitido recientemente por la Televisión de Galicia (TVG).

¿Colón Gallego? muestra indudables relaciones de Cristóbal Colón con Galicia como son la construcción de la nao Santa María en un astillero de la ría de Pontevedra, la arribada de la carabela La Pinta al puerto de Baiona desde donde se comunicó al mundo entero la noticia del Descubrimiento de América y la tesis, expuesta a principios del siglo pasado por el historiador Celso García de la Riega, que trata de mostrar la cuna gallega del almirante Cristóbal Colón.

El documental se centra en la figura del descubridor de América y su relación con Galicia y deja abierta la incógnita sobre el supuesto origen pontevedrés del almirante. Se trata de un trabajo televisivo rodado en diferentes enclaves de la ciudad y la provincia.

Según el propio Ángel Peláez un dictamen del Instituto de Patrimonio Cultural de España daba como auténticos los documentos que en su momento utilizó el historiador Celso García de la Riega para defender la teoría de que Galicia pudiera ser la patria de Cristóbal Colón, ha puesto otra vez de actualidad su tesis y fue el desencadenante de la producción de este filme.

Este documental, que ya fue emitido en la televisión de Galicia TVG y que ahora se ha presentado en Madrid, cuenta con la participación de reconocidos estudiosos e historiadores como Ramón Villares, Colón de Carbajal o Santiago Bolívar.

Diario ABC

martes, 19 de noviembre de 2013

La leyenda de la fundación de Noia


Foto: Manuel Lestón

La mayor parte de las leyendas fundacionales de los pueblos de Galicia entroncan a éstos con personajes de la mitología clásica o, en los más recientes, con los de la mitología celta. Quizá la fundación de Noia por una hija de Túbal (a su vez hijo de Jafet y, por tanto, nieto de Noé) sea una de las pocas excepciones. La leyenda, que es recogida con matices diversos durante la edad media, nos habla, en unos casos, de la llegada a Iberia de la propia barca salvadora (el Arca) que se aposentaría en lo alto del monte Barbanza o, en otros, de la llegada directa de los descendientes del patriarca bíblico. En todo caso, la tal Noelia, o Noela, casada con Galo Gafeto, rey de extensos territorios, formaría la primera familia gallega conocida, asentada en lo que hoy conocemos por Noia, ese diamante pulido que, en palabras del poeta, brilla en las ondas del mar:

Ya se paran las lluvias, ya sale el cuervo,
Por ver si tras las aguas hay algo nuevo,
Un sitio habitable, un pequeño huerto…
Mas la tierra no existe y el cuervo ha vuelto.

Y Noé reflexiona, pensando un momento:
Tal vez la paloma, se dice en silencio,
Busque y encuentre dónde establecernos.

Y todos respiran viendo que del Cielo
Se envía el mensaje que les prometieron:
Vuelve la paloma que en rápido vuelo,
Acerca en el pico el ramito eterno.

Y se posa el Arca segura en el suelo
Del alto Barbanza, al fin de la tierra,
Y sobre el abismo de aquellas laderas
Se asoma un Noé, ahora boquiabierto:

¡Qué tierras tan bellas cubiertas de verde,
Regadas por ríos profundos, serenos,
Con mares de olivos, con ricos vergeles,
Que el Dios bondadoso sobre el blando cieno
Dibujó con manos cual suaves pinceles.

Y elevando su vista, alabando al Supremo
Se dirigió a su prole hablando sereno:
Y vosotros mis hijos, y vosotros mis nietos,
Sabed que es el sitio donde viviremos…

Cuenta la leyenda, y yo no lo niego,
Que así es como el Arca se posó en el suelo
Del alto Barbanza, en el Finisterre,
Donde mueren los soles y resucitan luego.

Mas, pasado ya el tiempo y buscado acomodo,
Noé se propuso mejorarlo todo,
Y sembró las plantas que dan alimento
Y unas vides por ver… a qué sabe eso.

De las viñas las uvas, y luego el buen vino,
Del vino la ciencia… ¿quién dijo eso?
Maldita las ansias de ser cómo el Cielo,
Borracho y desnudo, aquí yazgo en el cieno.

Sus hijos se ríen, aunque el más pequeño
Lo cubre con mimo y lo tapa en silencio,
¡que duerma –se dice- y luego al regreso
Recuerde que nunca fue bueno el exceso!

Los hijos del Arca, según se nos cuenta,
Poblaron el mundo como las estrellas.

Mas, quizá por el vino, o quizá por el Cielo,
Castigo sin duda, parece bien cierto,
Viajeros del Arca, viajeros del tiempo,
También emigraron aquellos gallegos.

Y Sólo Noelia, la hija más bella
De Túbal el joven, de Jafet la nieta,
quedó en estas tierras, ¡que tierras tan bellas!
Para dar su nombre a Noia la bella.

Pues su padre marchóse a tierra portuguesa
Donde dicen que un día comenzó la empresa
De fundar allí, que aún se conserva,
La llamada Setúbal, de Túbal recuerdo,

…Y tal vez, quién lo sabe, fue rey de Tartessos.


Dícese que en el viejo cementerio de Noia, un lugar mágico donde los haya, se conservaba una no menos vieja lápida que decía: "En nombre de Dios. Amén. NOELA dedica a su hermano y marido Galo Gafeto, Rey desde Finisterra a los Altos Alfes, y de mar a mar, ésta memoria a la honra de su segundo abuelo Noé y a éste pueblo que para su descanso formaron en el fín del rio Támbar, frente a la isla de Cueva Marina. Su señal sería un Arca con la que Dios defendió a su generación. Su nombre y el de su hija Nebión y el del reino y el de su Rey y marido que descansa en paz. Año 1999 del mundo."

J. Cerdeira 2007



domingo, 17 de noviembre de 2013

José Ramón Ónega, Presidente de Honor del Centro Gallego de Madrid


José Ramón Ónega y el Presidente del Centro Gallego rodeados de numerosos amigos.
Foto: Baffypress.

Al acto asistieron, entre otros muchos, la ministra Ana Pastor y el presidente del Consejo de Estado José Manuel Romay Beccaría.


Madrid, 15 de noviembre de 2013. – El delegado de la Xunta de Galicia en Madrid, José Ramón Ónega, fue nombrado anoche Presidente de Honor del centenario Centro Gallego de Madrid, distinción que recibió de manos del presidente del Centro, Fernando de Castro López-Vilarino. El acto tuvo lugar en el transcurso de una cena celebrada en las instalaciones de la entidad a la que asistieron, entre otros muchos, la ministra de Fomento, Ana Pastor, el presidente del Consejo de Estado, Romay Beccaría, el magistrado del Tribunal Supremo Ramón Trillo, el letrado mayor del Consejo de Estado, Leopoldo Calvo Sotelo, y el periodista Fernando Ónega, además de magistrados, políticos, catedráticos, representantes de las principales entidades gallegas en Madrid y familiares y amigos del homenajeado. También se citaron adhesiones de, entre otros, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, el vicepresidente de la Xunta, Alfonso Rueda, el exministro César Antonio Molina, el exalcalde de Madrid José María Álvarez del Manzano, el político Jorge Moragas, y los parlamentarios José Manuel Barreiro, José Blanco López y José Luis Rivera López.

Ana Pastor resaltó el cariño y aprecio que siente por Ónega, con quien trabajó en Interior, al que se refirió como “un gran hombre y un buen amigo”, de “prestigio profesional y larga y fructífera trayectoria” y del que dijo haber aprendido “que el entusiasmo y la dedicación son cosas importantes en la vida”. También Fernando de Castro destacó, sobre todo, su amistad y colaboración con el Centro Gallego.

Como resaltó Ónega en su discurso de agradecimiento, este nombramiento “conlleva una cantidad infinita de afecto y un mundo entrañable de amistad”. Un discurso en el que hizo un encendido elogio de la galleguidad, con referencia expresa a los emigrantes, de cuyo “espíritu de ayuda y necesidad de apoyo nacería este Centro Gallego de Madrid fundado en el año 1892”. “O sea, que estamos hablando de 121 años de antigüedad, de auxilio y ayuda, de esfuerzo y solidaridad”, subrayó, glosando un poco la historia del Centro Gallego y resaltando del mismo que fue “siempre un lugar de encuentro, reposo, añoranza y espacio de cultural, hermandad y ayuda a los gallegos que remediaban aquí la morriña, combatían en ansia del retorno y soñaban el paraíso perdido”.

Asimismo hizo referencia expresa al peso específico que en la actualidad tiene la galleguidad en Madrid, citando la presencia de importante gallegos en los organismos oficiales y en la Iglesia y a los centros y asociaciones profesionales que ha constituido, cuyos principales representantes se hallaban en el acto.

Un acto que estuvo cargado de sorpresas para Ónega. Fue conducido por el locutor Elías Rodríguez, que lo abrió leyendo una emotiva carta de Gonzalo Ónega, hijo del homenajeado, cuyas obligaciones como magistrado-juez en Málaga le impidieron asistir al homenaje, y lo cerró dando paso a la lectura de otra carta que le dirigieron sus nietas, Esther y Alejandra, pero esta vez realizada por ellas mismas que, excepcionalmente, rompieron sus horarios para ser la sorpresa final de tan excepcional noche. Misivas ambas que emocionaron a Ónega y a su mujer, María Esther Coladas, que le acompañó.

Departamento de Prensa de la Casa de Galicia


Al acto asistieron también numerosos miembros de la Enxebre Orde de la Vieira, entre ellos Carlos de Blas, Enrique Santín y José Cerdeira.
Foto: Baffypress.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Hoy recordamos el nacimiento de D. Eugenio Montero Ríos



D. Eugenio Montero Ríos y su esposa, doña Avelina Villegas, en su
propiedad de Lourizán, Pontevedra (J. Pintos, 1912)
Eugenio Montero Ríos fue jurista, catedrático, académico de la Real Academia de la Historia y de las Ciencias Morales y Políticas, diputado, senador, subsecretario, ministro de Gracia y Justicia, ministro de Fomento, presidente del Senado, presidente del Consejo de Ministros… Estaba en posesión del Toisón de Oro, del Collar de Carlos III, de la Gran Cruz de Alfonso XII, de la de San Mauricio y San Lorenzo de Italia, del Gran Cordón de la Legión de Honor… ¿Se puede tener algún título o alguna distinción más? Pues sí, porque, al margen de todo esto, Eugenio Montero Ríos era gallego. Y por si esto fuera poco, nacido en la ciudad de Santiago de Compostela. En el año 1832…

Este portentoso genio gallego comenzó sus estudios en el Seminario de Santiago pero los abandonó y los cambia por estudios de Derecho que cursa en la Universidad compostelana. Terminada la carrera en 1858, se traslada a Madrid. Al año siguiente, Montero Ríos gana por oposición la cátedra de Derecho Canónico de la Universidad de Oviedo y un año después explica esta misma disciplina eclesiástica en la de Santiago. Su discurso de apertura de curso en la Universidad compostelana, Ultramontanismo y Cimontanismo, fue muy polémico por sus ideas que ya dejaban entrever unas doctrinas, más que atrevidas, audaces para la época. Aquellas ideas quedaron plasmadas en La Opinión Pública, el periódico que fundara en Santiago.

A Eugenio Montero Ríos se le queda pequeña la vida intelectual de su ciudad natal y marcha a Madrid donde, también por oposición, obtiene la cátedra de Derecho Canónico. Sus espléndidas lecciones y trabajos en la Universidad fueron publicados en la revista Legislación y Jurisprudencia.

Es en esta época cuando Montero Ríos hace su entrada en la política dentro del Partido Progresista de Prim. Estamos en 1868 y, tras el triunfo de la Revolución, el santiagués es elegido diputado en las Cortes Constituyentes por los progresistas de la provincia de Pontevedra. Gracias a su extraordinaria erudición, Montero Ríos es reclamado para la redacción de la Constitución, lo que propició una tensa polémica con el arzobispo de Santiago, monseñor Cuesta. Y es que Eugenio Montero Ríos era partidario de la separación entre Iglesia y Estado, siendo notables sus discursos en defensa de la libertad de cultos, sin pretender vulnerar el dogma católico y dentro de la monarquía democrática. Al presentar su proyecto de separación entre Iglesia y Estado, proclamó: "Yo considero como una de las primeras dichas de mi vida el ser el más humilde, el más leal, el más ardiente hijo de la Iglesia; yo me precio de católico, yo conservo con toda su pureza la ardiente llama de la fe que me inspiró mi madre, llama que no ha debilitado mis estudios… ".

Ministro. Cuando Ruiz Zorrilla es nombrado ministro de Gracia y Justicia ofrece la subsecretaría a Montero Ríos que acepta el cargo sin cobrar salario alguno y sin abandonar su cátedra. En 1870 el catedrático compostelano participa en el Gobierno del general Prim, a quien le une una fraternal amistad, que le ofrece la cartera de Gracia y Justicia. Desde el Ministerio, Montero Ríos desarrolla una trascendental labor: promueve la Ley del Registro Civil, la Ley Orgánica del Poder Judicial, la Hipotecaria, introduce el matrimonio civil, la abolición de penas infamantes, reforma el procedimiento criminal, el Código Penal… Llegados a este punto, digamos que la obra legislativa de Eugenio Montero Ríos es una de las más copiosas realizadas en España en un periodo de cerca de cincuenta años.

Después del asesinato de Prim en diciembre de 1870, Montero Ríos es elegido diputado por Madrid y por Lalín, aunque el acta fue imputada por los carlistas.

Eugenio Montero Ríos fue uno de los máximos valedores de Amadeo de Saboya (le votó para que ocupara el trono), a quien sirvió lealmente el escaso tiempo que duró su reinado y con el que ocupó, otra vez, el Ministerio de Gracia y Justicia. Pero al de Saboya le superaban los acontecimientos y, sintiéndose incapaz de gobernar, renunció al trono en 1873. Fue precisamente Montero Ríos el encargado de escribir la carta de abdicación del efímero rey y quien le acompañó en su marcha hasta Lisboa.

Con el advenimiento de la República, Montero Ríos abandona la política y unos años después participa, junto a Francisco Giner de los Ríos, en la creación de la Institución Libre de Enseñanza, una novedosa escuela que proponía una enseñanza racionalista y liberal que supuso una notable renovación intelectual española.
Tras la Restauración borbónica, vuelve a la política y durante la Regencia le vemos ocupando, de la mano de Sagasta, el Ministerio de Fomento desde donde creó las Cámaras de Comercio y de Navegación y luego el de Gracia y Justicia. Digamos que Montero Ríos fue el precursor en España de la Ley de Accidentes de Trabajo. Es elegido senador, Cámara que presidiría años después.

En 1888, este santiagués ocupa la presidencia del Tribunal Supremo y, como tal, preside la delegación española que dos años después negoció el Tratado de París que significaba la liquidación del imperio colonial español. Días después escribiría: "Yo no era partidario, no lo fui jamás, ni lo sería hoy, del régimen colonial que España, desde los tiempos de los Reyes Católicos, había establecido para sus posesiones de América; yo no fui nunca partidario de ese régimen que se llamaba de asimilación y que consistía en considerar a las colonias como provincias de la monarquía, Siempre fui partidario de la autonomía colonial…".

Primer Ministro. Cuando en 1903 muere Sagasta, Montero Ríos es nombrado jefe del Partido Liberal, pero cuando el gallego de Compostela alcanza el cénit de su carrera política fue dos años después, cuando el rey Alfonso XIII le encomienda formar gobierno. Su mandato como Primer Ministro fue breve ya que dimitió de su cargo cinco meses después de acceder a él por un incidente del rey con algunos militares a causa de un seminario satírico. A pesar de todo, fue tiempo suficiente para mostrarse enemigo irreductible de las doctrinas regionalistas.

Eugenio Montero Ríos murió en Madrid el 12 de mayo de 1914 pero poco antes de morir escribió una carta al rey en la que ratificaba su más leal adhesión a la monarquía. En su testamento dispuso no le fueran rendidos honores oficiales de ningún tipo y que tras su muerte se devolvieran al rey las condecoraciones españolas que se le habían concedido ya que quería ser enterrado como un simple ciudadano. Su cadáver fue trasladado desde Madrid a Lourizán (Pontevedra) donde fue enterrado en el panteón familiar.

De alguna forma, Montero Ríos representa el entramado liberal del caciquismo político dominante en Galicia y él mismo fue cabeza de una amplia familia sanguínea y política (hijos y yernos) con ramificaciones en las cuatro provincias gallegas. En vida, su residencia de Lourizán, conocida como la Meca gallega, era un hervidero de políticos, periodistas y hombres estacados de la época.


La sala de conferencias del Senado, en Madrid, luce un busto de Montero Ríos, obra del gran Benlliure, y su ciudad natal le honra con un monumento que se levanta en la plaza de Mazarelos. Por cierto que este monumento no pareció gustar a otro gran gallego, Torrente Ballester, que dejó escrito: "El monumento que Compostela dedicó al más ilustre de los políticos nacidos en su recinto, Montero Ríos, si respetable en el bronce, no lo es en la piedra; el que firmó el Tratado de París de 1900 merecía un soporte menos achaparrado".
Hilario Fernández / El Correo gallego

lunes, 11 de noviembre de 2013

Apuntes Jacobeos: El peregrino tentado por el diablo


Canecillo del ábside de la iglesia de Santa María de la Concepción, siglos XII-XIII. OCHÁNDURI (La Rioja)


8.10.- El peregrino tentado por el diablo. Este milagro, recogido por el Códice Calixtino y reelaborado por Gonzalo de Berceo, cuenta la historia de Giraldo, un sencillo talabartero lionés, que lleno de devoción por el Apóstol Santiago peregrinaba todos los años a pie hasta su tumba. El hombre era piadoso y cumplidor de los mandamientos de Dios y de la Iglesia, mas aquella vez el talabartero había conocido a una moza de buen ver y no tan buen vivir y había sucumbido a la tentación de la carne. Dicho de otro modo, a pesar de su devoción por el Apóstol, comenzó el camino en pecado.

      Es de suponer que esa circunstancia no fuera del agrado del Apóstol y que, por el contrario, sí lo fuera del diablo que se aprestaba a apoderarse del alma de un hombre bueno. Así que un día, cuando ya el peregrino había recorrido una buena parte del Camino, el diablo se disfrazó de apóstol Santiago y se le apareció al humilde caminante, y le dijo:

      - Siempre me has sido devoto y por mí has pasado sufrimientos y calamidades en el Camino, y siempre me alegré de ello; pero esta vez has emprendido el viaje en pecado, has fornicado y tú sabes que exijo pureza a mis fieles, así que no vas a encontrar consuelo en el viaje.
      - Señor, tú sabes que estoy arrepentido -dijo el buen talabartero a quien no era sino el diablo disfrazado de apóstol-. Volveré a mi casa, me confesaré y reemprenderé el Camino en las condiciones debidas.
    - No es posible, hermano, tu tiempo se ha cumplido -dijo el diablo-. Sólo tu arrepentimiento inmediato y el correspondiente sacrificio penitencial podrán salvarte.
      - Sabes, señor, que estoy arrepentido, dime cuál es el sacrificio que ha de salvar mi alma y lo haré de inmediato.
      - El sacrificio -dijo el diablo ladinamente- no puede ser otro que cortarte los miembros que façen el forniçio.
      - Pero, señor, me moriré desangrado... -se quejó el peregrino-.
      - En ese caso, morirás purgando tus pecados y te salvarás. Morirás como un auténtico mártir.

      El apenado viajero tomó un afilado cuchillo y... Pero dejemos que sea Gonzalo de Berceo quien nos lo cuente:

                             Y le creyó el astroso, el loco trastornado,
                             sacó su cuchillo que tenía amolado,
                             cortó sus genitales el malaventurado,
                             después se degolló y murió excomulgado.

      De inmediato, una legión de diablos voló a su alrededor deseosos de apoderarse del alma del difunto, y tomándola, ya la conducían a lo profundo del infierno cuando apareció el verdadero apóstol Santiago. Con decisión les arrebató el alma del buen peregrino y restituyéndola al cuerpo desangrado lo devolvió a la vida.

                             Y se levantó el cuerpo que estaba trastornado,
                             se limpiaba su cara Giraldo el degollado;
                             permaneció un ratillo como desconcertado,
                             como el hombre que duerme y se despierta airado.

      De la herida que le había producido la degolladura no quedó nada, ni una mísera cicatriz, pues había obrado de  buena fe, en la confianza del Apóstol; mas de lo otro, de aquello con lo que había pecado... Pero, volvamos a Berceo:

                             De lo demás era sano y muy mejorado,
                             salvo por un hilillo que tenía atravesado;
                             mas lo de la natura, cuanto que fue cortado
                             no le creció ni un punto, quedó en aquel estado.

      Numerosas personas que rodeaban el cadáver ensangrentado pudieron dar fe de este milagro, y su cuerpo fue examinado por el abad Hugo de Cluny quien lo testificó todo, confirmando que:

                             Era del todo sano, todo cicatrizado,
                             que para verter el agua quedábale el forado...

      Y el milagro corrió de boca en boca, y para cuando el peregrino resucitado llegó a Compostela todo el mundo era conocedor de la noticia. La gente se acercaba al nuevo Lázaro ansiosa de ver... y comprobar:

                             Sonó por Compostela esta gran maravilla,
                             lo venían a ver todos los de la villa,
                             decían: esta cosa debemos escribirla,
                             que a quien es por venir le placerá oírla.

Ver también: San Ero de Armenteira

martes, 29 de octubre de 2013

La leyenda de la fundación de Pontevedra


Pontevedra al atardecer. Foto: j.cerdeira

Fvndote Tevcro valiente
de aqveste río en la orilla
para que en España fveses
de villas la maravilla...
Sobre la fachada de la vieja casona renacentista, que antaño acogía el consistorio de la ciudad de Pontevedra, aparecían unos conocidos versos que hablaban de su origen mítico y que la emparentaban con la lejana Ilión. Los versos, labrados en el duro granito con pretensiones de eternidad, fueron mandados tallar por el regidor de la villa don Melchor de Teves a mediados del siglo XVI. Son, por tanto, relativamente recientes. Pero su mera existencia nos habla de una villa próspera y culta, quizás algo envidiosa de su rival Compostela, que a falta de un Señor Santiago con el que relacionarse, busca sus raíces en la lejanía de los héroes de la mitología clásica para mostrar así su orgullo de ciudad próspera.

Hubo un tiempo en que los hombres bastante tenían con sobrevivir, y su supervivencia era ya una heroicidad. Mas vinieron tiempos mejores, y las ciudades se enriquecieron y decidieron dotarse de un pedigrí que la historia les había negado. Ya en la antigüedad, muchas ciudades habían acudido a los héroes troyanos y a las narraciones de sus frustrados regresos para hacerlos protagonistas de la fundación de sus pujantes urbes. Algo semejante va a ocurrir cuando las comunidades bajo-medievales comiencen a experimentar significativos procesos de desarrollo, tanto económicos como sociales. Ellas repetirán el fenómeno recurrente de la mitificación compitiendo entre sí en la búsqueda de unos orígenes lo más nobles y arcaicos posible. Y, como ocurriera en la antigüedad, esos orígenes legendarios seguían buscándose en la heroica guerra troyana,  cuando no, ahora, en la misma Biblia.

A finales del medioevo, la villa de Pontevedra había alcanzado su máximo esplendor. Los escritores coetáneos hablan de ella de forma elogiosa. El licenciado Molina nos dice que era el mayor pueblo de Galicia y que estaba formado por gentes ricas por la mayor parte. A su vez, Juan de Guzmán nos apunta que disfrutaba de un clima tan benévolo, que inclina á las gentes, no solamente á que amen los estudios de letras, sino también á que se den á ellos y favorezcan á los buenos ingenios... y continua diciendo: Y assí este pueblo creo que tiene dos cosas, en que se señala más que ningún otro de España. Lo uno que tiene más número de letrados que otro alguno de España de su tamaño: y lo otro, que tiene clima, el qual á la clara ayuda á los ingenios...

Parece pues lógico que la mayor villa de Galicia, aquella en la que habitaba el mayor número de gente letrada, conocedores de los textos de escritores clásicos como Asklepiades de Mirlea, Trogo Pompeyo, Estrabón, Plinio el Viejo, Silio Itálico y Iuniano Iustino, o de los medievales como los del propio San Isidoro de Sevilla, en los que se hablaba de la llegada del valeroso Teucro, mítico arquero de la guerra de Troya, hasta estos confines del mundo conocido, no podía carecer de los más antiguos y heroicos orígenes...


Teucro, el legendario fundador de la ciudad de Pontevedra, era hijo de Telamón, rey de Salamina, y de la princesa troyana Hesíone. Era, por tanto, griego, aunque por su nombre, (quizás derivado del origen de su madre: teucro es sinónimo de troyano) suele confundirse con el otro Teucro, el mítico fundador de la no menos mítica ciudad de Troya. Teucro Telamónida acudió a la guerra de Troya acompañando a su hermanastro Áyax, rival permanente de Odiseo. Áyax disponía de un enorme escudo, confeccionado con las pieles de siete bueyes, tras el que se amparaban los dos hermanos. Teucro, por su parte, iba armado con un arco infalible, regalo del mismísimo Apolo, que manejaba con suma destreza. Pero el papel reservado a los dos hermanos en la guerra fue muy distinto pues, mientras Áyax aparece siempre como uno de los principales héroes griegos, el papel de Teucro es más bien modesto, quizá debido a su origen ilegítimo.

Dado el carácter vanidoso y violento de Áyax, su padre siempre temió por su vida; así que, antes de viajar a Troya, encargó a Teucro que lo vigilara permanentemente. Todo había ido bien durante los combates, sin embargo, fallecido Aquiles, Áyax y Odiseo se disputaron las armas del héroe muerto, y como éstas hubieran sido adjudicadas a Odiseo, Áyax, no pudiendo soportar la afrenta, se suicidó. Cuando Teucro volvió a Salamina y contó lo sucedido a su padre, éste le reprochó el no haber evitado la disputa que condujo a la muerte de su hermano, el no haber recogido sus cenizas y el no haberlo vengado. Por todo ello, lo desterró.

Teucro tomó el camino de Occidente, como otros muchos héroes de aquella guerra legendaria. Con algunos de sus fieles llegó hasta Chipre, donde fundó una ciudad a la que dio el nombre de su querida Salamina y, más tarde, viajó hasta las costas ibéricas donde se detuvo de nuevo para descansar y fundar la futura ciudad de Cartagena. Allí, informado de la muerte de su padre, intentó retornar a su patria, pero sin éxito pues su sobrino Euriasces, hijo de Áyax, lo rechazó.

Una nueva odisea llevó al apenado Teucro a navegar por los mares que conducen a Occidente, más allá del Fectum Herculeum, y allí, cuando ya había perdido toda esperanza de encontrar una tierra que lo acogiera, oyó los dulces y melodiosos cantos de una sirena (Con doce voz, coma se de mel fose, cantaba Leucoíña, arrolada pola branca espuma de tódolos mares...). Sabía que sus cantos eran sinónimo de muerte, mas considerándose a sí mismo acabado, no dudó en abandonarse a su destino y dejarse llevar por aquellos aires cadenciosos que parecían presagiar una muerte apacible...

Pero, mientras dormía, su barco había encallado en la más hermosa de las rías, en la más ancha, la más limpia, la más pacífica y la más rica por la fertilidad de las frondosas campiñas que la bordeaban. Cuando se despertó pudo comprobar cómo sus hombres se afanaban en bajar a tierra los pocos enseres que les quedaban, y al levantar la vista y ver aquellas tierras ubérrimas en las que había recalado, las aceptó de inmediato como su nueva y última morada. Allí creció un pueblo al que sus vecinos llamaban el pueblo de los helenos o Helenes, o La bella Helenes, y que más tarde fue... Pontevedra.

Sí, aquellos griegos descendientes de Teucro cedieron el mando a sus primos romanos, y lo que era un pequeño poblado entorno a un vado del río, acabó por ser una espléndida villa, rica, con muchos hombres de letras capaces de recuperar el pasado. De nuevo el mito se hizo vivo y los hombres, siempre deseosos de emparentar con los dioses, los adornaron y engrandecieron.

Del Zebedeo la espada,
corona tv gentileza
vn castillo, puente y mar
son timbre de tv nobleza...

J. Cerdeira 2006


lunes, 28 de octubre de 2013

Hoy recordamos el nacimiento de Ramón M. del Valle-Inclán


Estatua de Valle-Inclán en la plaza de Méndez Núñez de Pontevedra, donde él tenía su tertulia. Foto: j.cerdeira


Yo era en mis sueños, don Ramón, viajero
del áspero camino, y tú, Caronte 

de ojos de llama, el fúnebre barquero 
de las revueltas aguas de Aqueronte. 
Plúrima barba al pecho te caía. 
(Yo quise ver tu manquedad en vano.) 
Sobre la negra barca aparecía 
tu verde senectud de dios pagano. 
Habla, dijiste, y yo: cantar quisiera 
loor de tu Don Juan y tu paisaje, 
en esta hora de verdad sincera. 
Porque faltó mi voz en tu homenaje, 
permite que en la pálida ribera 
te pague en áureo verso mi barcaje.

Antonio Machado: A don Ramón María del Valle Inclán



Ramón Valle Peña (más tarde llamado Ramón María del Valle Inclán) nació tal día como hoy del año 1869 en Villanueva de Arosa, Pontevedra.

Comenzó estudios de derecho en Santiago de Compostela, pero la muerte de su padre le permitió interrumpirlos, al no sentir ningún interés por ellos, y marcharse a México, donde pasó casi un año ejerciendo como periodista y firmando por primera vez sus escritos como Ramón del Valle-Inclán.

De vuelta a España, se instaló en Pontevedra; publicó diversos cuentos y editó su primer libro, Femeninas (1895) que pasó inadvertido para la crítica y el público. Viajó a Madrid, donde entabló amistad con jóvenes escritores como Azorín, Pío Baroja y Jacinto Benavente y se aficionó a las tertulias de café, que no abandonó ya a lo largo de su vida. Decidió dedicarse exclusivamente a la literatura y se negó a escribir para la prensa porque quería salvaguardar su independencia y su estilo, a pesar de que esta decisión lo obligó a una vida bohemia y de penurias.

Tuvo que costearse la edición de su segundo libro, Epitalamio (1897), y por esa época se inició su interés por el teatro. Una folletinesca pelea con el escritor Manuel Bueno le ocasionó la amputación de su brazo izquierdo. Con el propósito de recaudar dinero para costearle un brazo ortopédico que el escritor nunca utilizó, sus amigos representaron su primera obra teatral, Cenizas, que fue su primer fracaso de público, una constante en su futura carrera dramática.

En 1907, Valle-Inclán se casó con la actriz Josefina Blanco y, entre 1909 y 1911, se adhirió al carlismo, ideología tradicionalista que atrajo al autor por su oposición a la sociedad industrial, al sistema parlamentario y al centralismo político. En 1910, su esposa inició una gira por Latinoamérica en la que él la acompañó como director artístico. Durante el viaje, la compañía teatral de María Guerrero y Fernando Díaz de Mendoza contrató a Josefina Blanco y, de vuelta a España, estrenó dos obras de Valle-Inclán,Voces de gesta (1911) en Barcelona y La marquesa Rosalinda (1912) en Madrid.

A pesar de sus fracasos teatrales, hacia 1916 ya se le consideraba un escritor de prestigio y una autoridad en pintura y estética, por lo que el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes lo nombró titular de una nueva cátedra de estética en la Academia de San Fernando en Madrid. Esto supuso un alivio para su crónica escasez de dinero, pero, por problemas burocráticos y la propia incompatibilidad del escritor con la vida académica, abandonó muy pronto el cargo. Invitado a París por un amigo francés (en 1915 se había declarado partidario de los aliados, lo que lo llevó a la ruptura con los carlistas), pasó un par de meses visitando las trincheras francesas, experiencia que describió en La media noche. Visión estelar de un momento de guerra (1917).

La década de los veinte significó su consagración definitiva como escritor y un replanteamiento ideológico que lo acercó al anarquismo. Cuando, en abril de 1931, se proclamó la segunda república, el escritor la apoyó con entusiasmo y al año siguiente fue nombrado Conservador General del Patrimonio Artístico por Manuel Azaña, cargo del que dimitió en 1932 para dirigir el Ateneo de Madrid.

En 1933, fue nombrado Director de la Academia Española de Bellas Artes en Roma, ciudad en la que vivió un año. Enfermo, regresó a España y fue ingresado en una clínica en Santiago de Compostela donde murió después de manifestar su hostilidad hacia un gobierno de derechas.

La obra de Valle-Inclán

Su producción literaria es muy amplia y compleja, porque si bien tocó casi todos los géneros, nunca se ciñó a sus normas, y rechazó la novela y el teatro tradicionales. Estéticamente siguió dos líneas: una, poética y estilizada, influida por el simbolismo y el decadentismo, que lo inscribió entre los modernistas; la otra es la del esperpento (que predominó en la segunda mitad de su obra), con una visión amarga y distorsionada de la realidad, que lo convierte, en palabras de Pedro Salinas, en "hijo pródigo del 98".

Entre 1902 y 1905, publicó las Sonatas, su primera gran obra de narrativa y la mayor aportación española al modernismo. La unidad de estas cuatro novelas recae en el personaje del Marqués de Bradomín, una irónica recreación de la figura de don Juan, convertido en "feo, católico y sentimental". En Flor de santidad (1904), que sigue en la misma línea estética, aparece por primera vez un tema en el que abundó a lo largo de su carrera: la recreación mítica de una Galicia rural, arcaica y legendaria.

En sus tres novelas de la guerra carlista, Los cruzados de la causa (1908), El resplandor de la hoguera (1909) y Gerifaltes de antaño (1909), su estilo se simplificó al despojarse de los adornos modernistas. Por su profundización en los sentimientos individuales y colectivos, la trilogía anticipó sus mejores obras posteriores. Tirano Banderas (1926) es su novela más innovadora y se puede considerar como el primer exponente del esperpento valleinclanesco. Su argumento es la crónica de un dictador hispanoamericano, analizado como la fatal herencia que España transmitió a América. No hay linealidad temporal, sino una serie de cuadros que dan una visión simultánea de los acontecimientos que acaecen en tres días.

Su obra narrativa se completó con El ruedo ibérico, un ciclo novelesco cuyo objetivo era abarcar, en forma de novela, la historia de España desde la caída de Isabel II hasta la ascensión al trono de Alfonso XII. La muerte truncó este ambicioso proyecto, del que sólo vieron la luz La corte de los milagros (1927), Viva mi dueño (1928) y la incompleta Baza de espadas(1932). También aquí rompió la sucesión temporal y la narración se asentó en cuadros, a veces muy breves, discontinuos e independientes, cuya única conexión es el contexto histórico. El lenguaje, proveniente del mundo de los toros y el teatro, con diversos registros idiomáticos que van desde lo refinado a lo chabacano, acentuó lo grotesco de la realidad que describió.

El teatro

La obra dramática de Valle-Inclán es probablemente la más original y revolucionaria de todo el teatro español del siglo XX, al romper las convenciones del género. En palabras de su autor: "Yo escribo en forma escénica, dialogada, casi siempre. Pero no me preocupa que las obras puedan ser o no representadas más adelante. Escribo de esta manera porque me gusta mucho, porque me parece que es la forma literaria mejor, más serena y más impasible de conducir la acción". Se inició con Cenizas (1899) y El marqués de Bradomín (1906), adaptaciones de dos de sus relatos. Todavía inscritas en el estilo decimonónico teatral, manifestaron sin embargo rasgos muy personales, como el gusto por el tema de la muerte, el pecado y la mujer, y la importancia de lo plástico en las acotaciones escénicas.

Las Comedias bárbaras, una trilogía compuesta por Águila de Blasón (1907), Romance de lobos (1908) y Cara de plata (1922), constituyeron la primera gran realización dramática valleinclanesca. En abierta ruptura con el teatro de la época tienen como tema una Galicia feudal y mágica cuyo desmoronamiento se simbolizó en la degeneración del linaje de los Montenegro. Retomó la mítica gallega con El embrujado (1913) y Divinas palabras (1920), y utilizó como protagonistas a personajes populares y marginados. Sus obras más abiertamente modernistas son Cuento de abril (1909), Voces de gesta (1912) y La marquesa Rosalinda (1913), aunque en ellas hay elementos que presagian el cambio de su teatro, como la visión irónica y casi esperpéntica de una España ruda y provinciana que contrasta con la cosmopolita y refinada Francia.

Valle-Inclán dio el nombre de esperpentos a cuatro obras: Luces de bohemia (1920), Los cuernos de don Friolera (1921), Las galas del difunto (1926) y La hija del capitán (1927), estas tres últimas agrupadas en el volumen Martes de carnaval (1930). El autor puso en boca del protagonista de Luces de bohemia, Max Estrella, la explicación a la necesidad de crear un nuevo género escénico: la tragedia clásica no podía reflejar la realidad española, porque ésta se había convertido en "una deformación grotesca de la civilización europea". El esperpento fue, pues, para Valle-Inclán una moderna concepción de la tragedia.

Más información: wikipedia.org