jueves, 24 de junio de 2010

Diario de una pareja de peregrinos: Etapa 18: De San Martín del Camino a Astorga / 24 kms

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Puente medieval o "Paso Honroso" en Hospital de Órbigo

Muy pronto nos pusimos en marcha. Astorga era el objetivo. Los primeros tramos del camino son en realidad un sendero llano que, da la sensación, a veces se interna entre pequeños bosquecillos y diversos cultivos para evitar la monotonía de la cercanía a la carretera. El peregrino agradece estos divertimentos, especialmente cuando la jornada acaba de comenzar.

La ciudad de Astorga, su atedral y el Palacio Episcopal; al fondo los montes de León.

La ruta sigue, en todo caso, muy próxima a la carretera, entre canales y acequias que se alimentan del río Órbigo, que cruzaremos muy pronto. Puente de Órbigo nos anuncia exactamente lo que su nombre indica. Un singular puente medieval que nos da entrada en Hospital. Poco antes de cruzarlo y, mientras tomábamos un reparador café, la amable camarera nos contó la historia del puente. Allí, en 1434, precisamente jacobeo, el caballero Suero de Quiñones retó a todos los caballeros a un torneo a caballo y lanzas exactamente sobre el puente que estábamos cruzando. Aquello fue una competición, más bien un deporte, que duró un mes y sólo cobró una vida humana. La historia cuenta que ganó Don Suero quien, según narran las crónicas, peregrinó a Santiago en agradecimiento. Tal evento pasó a la historia como El Passo Honroso y hoy, en Hospital, se conmemora cada año con la celebración de las justas.

Catedral y Palacio Episcopal

Sin necesidad de caballo ni lanza, ni rivales en sentido contrario, atravesamos el bello puente y callejeamos por el pueblo siguiendo las señales amarillas que nos guían en nuestra ruta a Compostela. Ruta que, como ha ocurrido en varias etapas precedentes, ofrece al peregrino dos trayectos alternativos. A veces esta doble posibilidad, más que algo a agradecer, se transforma en un problema, la necesidad de tomar una urgente decisión cuando apenas se tienen datos previos. En fin, que nosotros optamos por seguir la que nos dijeron era la ruta histórica, que discurre en paralelo a nuestra nacional 120, sin apenas nuevos núcleos de población. Unos duros repechos y varios toboganes nos esperaban antes de llegar al crucero de Santo Toribio, desde donde ya se divisa Astorga y más al Oeste, los Montes de León, que ya nos anuncian la relativa proximidad de Galicia.

Descendimos hacia San Justo de la Vega, ya en las puertas de Astorga, que nos recibe con su romana denominación de Asturica Augusta. Sede y campamento de una legión romana, Astorga, fundada hacia el año 15 antes de Cristo, es hoy la capital de una próspera comarca leonesa, a la que dan nombre los maragatos, arrieros pioneros del comercio que hasta comienzos del siglo XX eran los verdaderos empresarios del transporte de mercancías entre Galicia y Madrid. De los maragatos, cuyo nombre y origen étnico siguen siendo discutidos, quedan hoy las tradiciones, los trajes típicos y en la práctica, el gentilicio para todos los habitantes de la comarca. También el cocido maragato, del que hablaremos mañana si, como prevemos, lo probamos.

Astorga, por lo demás, obsequia al peregrino con sus murallas, su espléndida Catedral y el Palacio Episcopal (obra iniciada por Gaudí) y muchas cosas más, como simplemente el callejeo por esta ciudad que es cruce de caminos jacobeos al confluir en ella los peregrinos que hacen la Ruta de la Plata.

M & JF

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