jueves, 18 de marzo de 2010

El obispo Teodomiro

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3.2.- El obispo Teodomiro. Poco sabemos del obispo Teodomiro, y si no hubiera sido por su confianza en el eremita Pelaio y su fe en los inescrutables designios del Señor, hoy su nombre nos sería tan desconocido como el de cualquiera de sus feligreses. Sin embargo, él es el personaje clave, el que da lugar a todo el movimiento espiritual y cultural del camino Jacobeo, el origen de todas las catedrales que en Compostela han sido y el origen de la ciudad misma del Apóstol.

Él creyó firmemente en que la tumba encontrada era la de Santiago el Mayor, pues de otro modo no hubiera abandonado su sede iriense para dejarse enterrar en una lugar apartado de su diócesis, y esto es muy importante, pues desmonta la teoría de que todo el tema jacobeo fue un invento político religioso para consolidar el débil reino asturiano. A partir de la comprobación de su enterramiento compostelano, tras descubrirse su lauda sepulcral, los restos encontrados podrán ser o no los del Apóstol, pero si no lo son, habrá error, nunca mala intención. Por todo ello, mantengámoslo en nuestro recuerdo, aunque sólo sea con esta pequeña cita.

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Adenda: Reproducimos aquí esta bonita "entrevista virtual" con el obispo Teodomiro tomada de Mundicamino.com

Para el primer episodio de nuestra nueva sección, hemos escogido la insigne figura del Obispo Teodomiro, principal impulsor del culto y peregrinación a Santiago de Compostela.

Estamos en el año 843, ante las puertas del Palacio Episcopal de la ciudad de Santiago de Compostela. Hemos quedado con Su Ilustrísima el Obispo Teodomiro, protagonista hace años, del sensacional descubrimiento de la tumba del Apóstol Santiago, que ha tenido la amabilidad de recibirnos, para relatarnos en primera persona aquellos extraordinarios acontecimientos.

Guiados por un sacerdote, recorremos las húmedas estancias del Palacio, con el frío en los huesos, hasta que llegamos a la biblioteca, donde, más anciano y visiblemente cansado, pero exquisitamente amable, el Obispo nos invita a tomar asiento junto a él.



Tras interesarnos por su salud, tema que esquiva con delicadeza, comenzamos la entrevista.



Mundicamino.: En primer lugar, Ilustrísima, queremos manifestarle nuestro agradecimiento por acceder a recibirnos.
Obispo Teodomiro.: Siempre me complace revivir los maravillosos acontecimientos en los que la Infinita Misericordia de Dios tuvo a bien hacerme intervenir.

Mundicamino.: Díganos Ilustrísima cómo comenzó todo; se ha dicho que fue usted mismo quien tuvo varias visiones extraordinarias….

Obispo Teodomiro.: No, no, no. Todo empezó en el año 813, con la visita, en mi anterior sede de Iria Flavia, de un ermitaño, con fama de santo, llamado Pelayo, que vivía retirado en Solivio, en el bosque de Libredón. Recuerdo que llegó un buen día pidiendo una audiencia. Afirmaba observar durante las noches unos misteriosos resplandores... Este fenómeno, en vez de cesar, se repetía cada noche desde hacía un tiempo. En principio no quiso hacer caso, atribuyéndolo a la soledad o a la soberbia, que le hacía creerse merecedor de señales divinas….; pero no estaba tranquilo y vino a verme.

Mundicamino.: Y, ¿ante estas historias tan fantásticas, qué actitud tomó Su Ilustrísima?

Obispo Teodomiro.: Mi actitud, en un principio, fue de extremada cautela, pero había algo en el hombre y en su relato, que no me dejaron indiferente. Recuerdo perfectamente cómo me acerqué en varias ocasiones hasta el lugar exacto que me relatara el ermitaño, y, yo también, pude observar el fenómeno de las luces, siempre fijas sobre un grupo de rocas

Mundicamino.: ¿ Qué tenían aquellas luces que tanto le extrañaban a Su Ilustrísima?

Obispo Teodomiro.: Eran extraordinariamente brillantes, pero con un brillo tan especial...además estaban siempre fijas sobre el mismo punto...aquel grupo de rocas...

Mundicamino.: Díganos Ilustrísima qué resolvió hacer

Obispo Teodomiro.: Tras reflexionar varios días sobre el hecho, pensé que, acaso la Divina Providencia quisiera señalarme algo... y decidí remover las piedras para buscar debajo de ellas por si había algo...

Mundicamino.: Y ¿ qué fue lo que encontró?

Obispo Teodomiro.: -Ordené quitar las piedras y , al cavar más hondo, descubrimos una tumba

Mundicamino.: ¿Qué clase de tumba?

Obispo Teodomiro.: Un arca, un sepulcro, donde encontramos tres cuerpos. El cuerpo martirizado del Apóstol Santiago y los restos de sus discípulos Anastasio y Teodoro. Era tal y como siempre habían creído y nos habían enseñado nuestros mayores.

Mundicamino.: ¿Qué hizo entonces Su Ilustrísima?

Obispo Teodomiro.: Emprendí viaje inmediatamente hasta la Corte, solicitando audiencia a su majestad, el rey Alfonso, a quien Dios tenga en su Gloria)



( Alfonso II El Casto (791- 842) fue un magnífico monarca, que estableció la capital del reino en Oviedo y construyó La Cámara Santa y las iglesias de San Julián de los Prados y San Tirso. Su obra más importante fue la consolidación de la resistencia frente al poder musulmán de Al- Andalus.).



Mundicamino.: Por cierto, Ilustrísima, queríamos aprovechar la ocasión para expresarle nuestro pésame por la muerte del rey Alfonso; sabemos que estaban muy unidos.

Obispo Teodomiro.: Ciertamente. Amaba al rey Alfonso; fue un monarca piadoso y valiente

Mundicamino.: ¿Cuál fue la reacción del rey ante la historia que usted le refirió en su visita a Oviedo?

Obispo Teodomiro.: Extraordinaria, como correspondía a un extraordinario monarca. Organizó un viaje al lugar que yo ya llamaba “Campo de Estrellas” con los principales miembros de su Corte. Quedó convencido de la veracidad de mi relato y ordenó que, inmediatamente, se levantara un templo para honrar al Apóstol y proteger sus restos.



(Este templo se realizó siguiendo las características del estilo prerrománico asturiano y ha sido constatada arqueológicamente su existencia).



Mundicamino.: Una vez que todo quedó en otras manos, ¿qué hizo Su Ilustrísima?

Obispo Teodomiro.: Solicité permiso para trasladar mi sede de Iria Flavia hasta Compostela. Necesitaba estar cerca...

Mundicamino.: Cambiando de tema Su Ilustrísima, la actual situación, tras la muerte del rey Alfonso, resulta preocupante...La Monarquía es electa y, aunque siempre dentro de la misma familia, podría favorecer la aparición de bandos nacionales en torno a los candidatos al trono...

Obispo Teodomiro.: Ciertamente la actual situación política es muy preocupante; se dice que los gallegos están apoyando a Ramiro I y los astures y los vascos se sitúan de parte de Nepociano.

Mundicamino.: Se dice que Nepociano es más débil y en un enfrentamiento armado saldría vencido...
Obispo Teodomiro.: Sólo espero que triunfe el sentido común y que los partidarios de ambos candidatos no pierdan de vista que uno de nuestros principales enemigos, los vikingos, aprovecharán cualquier signo de debilidad o división para atacar... Y corren noticias muy alarmantes al respecto.
Mundicamino.: Esperemos que Santiago nos proteja una vez más

Obispo Teodomiro.: Ciertamente, así será.

Mundicamino.: No queremos cansarle más Ilustrísima, le agradecemos profundamente su amabilidad. Antes de despedirnos y emprender viaje de regreso a nuestra tierra, nos gustaría recibir su bendición.



Teodomiro se levanta de su sillón y nos bendice a todos. Emprendemos camino de vuelta a casa con una bella historia que contar, para que sea conocida por las gentes de todos los tiempos.



Nota : Las luchas entre los candidatos al trono se saldaron con la derrota de Nepociano; ambos bandos se unieron para hacer frente al ataque vikingo, que tuvo lugar en el año 844. El obispo Teodomiro murió en el año 847. Su lauda sepulcral apareció en unas excavaciones arqueológicas.

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