-Hace algún tiempo, un amigo, con buena fe, me pidió que escribiese algo sobre las mujeres celtas, y siendo de sobra conocido el papel que éstas jugaron en el mundo antiguo, me preguntaba qué podría decir yo sobre las mujeres celtas que no estuviera dicho ya. Pues bien, ahí van mis conclusiones:
-Las mujeres celtas ¿eran machistas? Sin duda. Todo apunta hacia esa dirección. Toda mujer era y es machista, sea celta, viquinga, india o asiática, toda mujer era y es la causa del efecto que nos consume desde el origen de los tiempos y que coarta las posibilidades (si es que algún día existieron) para que la humanidad, como raza animal dotada de los instrumentos adecuados para destruir o construir todo cuanto sea capaz de imaginar, logre superarse a sí misma y desarrolle algo que, hasta ahora, no ha conocido, ni conocerá en un futuro cercano: la igualdad entre sexos.
- Toda mujer es la causa del efecto del machismo. Pues no se me ocurre otra explicación que responda satisfactoriamente al hecho de que, en los más de dos millones de años que este planeta está poblado, la mitad de su población no goce de la libertad que, dentro de la falta de libertad que todo ser vivo tiene por el mero hecho de formar parte de una concreta sociedad, está en poder de la otra mitad.
-¿Qué les ha pasado a las mujeres? ¿qué nos pasa? Hace años, cuando era más joven (years ago, when I was younger ... decía la canción) me imaginaba lo que sucedería si una especie alienígena desembarcase, de repente, un día, en el planeta tierra, y con sus armas y poderes criptoníticos intentase someter a esta humanidad tan humanoide de la que formamos parte, ¿se someterían los hombres? ¿Y las mujeres? Pues he de confesar, con tristeza, que no sé lo que harían los hombres, pero desde luego las mujeres han dado muestras de tener muchas papeletas para que la respuesta fuese afirmativa.
-Pero esto no es verdad. La verdad se esconde tras la mentira que acabo de narrar. Lo verdaderamente cierto es que cuando hablamos de mujeres y el machismo que nos consume, olvidamos siempre lo esencial: que cada mujer es un mundo, y ese mundo es enorme. La única verdad es que todas hemos chillado a lo largo de nuestra historia por lograr nuestra libertad e identidad. Pero esos chillidos, a veces inconscientes, sordos o apagados, no han quedado plasmados en todas sus formas en las fuentes de conocimiento que hoy utilizamos para escribir lo que se pretende sea historia. Y sin embargo, están ahí.
-
-
Otras veces si hemos escuchado esas voces, y así nos han llegado los relatos de personajes de la época que nos desvelan la existencia de aquellas que se diferenciaban de sus contemporáneas, no sólo por sus amplios derechos y facultades sociales, sino también y principalmente por su compromiso con el arte de la guerra. Recordemos por ejemplo, como las reinas celtas Boudicca o Cartimandua salían a luchar junto con sus amantes, hermanos o demás parientes, en plano de igualdad contra el enemigo invasor. Estas mujeres son consideradas por muchos, como ejemplos de feminismo en el mundo antiguo. Pero ¿lo son en realidad?
-Imaginemos por un momento, que esas mujeres celtas, no existieron, ¿qué pasaría?, ¿no tendríamos las mujeres un referente de feminismo en el mundo antiguo? O dicho en otras palabras ¿serían machistas las mujeres del mundo antiguo? La respuesta a mi entender, es que no. El feminismo existe porque existimos nosotras. Cada mujer que piensa y que sufre, cada mujer que dice no, cada mujer que da un paso hacía adelante, que se desvía, que tuerce hacía la izquierda o hacía la derecha, cada mujer que muere a manos de otro, que sufre por el que muere, es un grito contra el machismo que nos cosume. Están ahí y siempre estuvieron. Solo hay que verlos en todas sus formas. Cada gesto, cada palabra, a veces pequeño, a veces grande. A veces plasmado en papel, y a veces no.
-
-Imaginemos por un momento, que esas mujeres celtas, no existieron, ¿qué pasaría?, ¿no tendríamos las mujeres un referente de feminismo en el mundo antiguo? O dicho en otras palabras ¿serían machistas las mujeres del mundo antiguo? La respuesta a mi entender, es que no. El feminismo existe porque existimos nosotras. Cada mujer que piensa y que sufre, cada mujer que dice no, cada mujer que da un paso hacía adelante, que se desvía, que tuerce hacía la izquierda o hacía la derecha, cada mujer que muere a manos de otro, que sufre por el que muere, es un grito contra el machismo que nos cosume. Están ahí y siempre estuvieron. Solo hay que verlos en todas sus formas. Cada gesto, cada palabra, a veces pequeño, a veces grande. A veces plasmado en papel, y a veces no.
-
Dudo mucho que las mujeres de las que hablo fueran entonces o ahora más machistas que cuando existieron. Sin duda, tendrían pensamientos que no las llevaban a entenderse a sí mismas fuera de la propia influencia de su propia forma física, pero ayer igual que hoy y siempre, como individuo determinado y concreto que ha vivido y vive su propia identidad según sus capacidades, ahelos, inquietudes y miedos, y dentro de su mundo, sea este grande o pequeño, se revela inconscientemente, a cada paso, con cada suspiro, contra el yugo de lo impuesto y el castigo por ser diferente.
-
-
Las mujeres celtas ¿eran machistas? No. Pero ninguna mujer lo es, ni lo fue nunca, aunque a veces lo haya parecido o lo parezca, porque ante todo somos seres humanos y un ser humano, aunque no lo parezca, nunca se somete.
-
-
Permítame el intrépido lector, que termine estas líneas no sin antes disculparme por mi atrevimiento en escribir, de sobra es conocido que tarea de tan elevada condición sólo debería ser emprendida por quienes son hábiles y claros y no, como diría Pondal, imbéciles y oscuros.
-Enviado por Teodora Da Cova