domingo, 1 de septiembre de 2013

El verano del 2013


En estos momentos de comienzo de curso, echamos un último vistazo a lo que nos deparó este brillante verano del 2013 que, lamentablemente, toca a su fin:


José Cerdeira, acompañado por el Alcalde de Cambados y el Patrón Mayor, agradece, en nombre del Consello de la Enxebre Orde da Vieira, el reconocimiento recibido.

Para empezar, nada mejor que agradecer el importante reconocimiento que el Ayuntamiento de Cambados y su Patronato de Fiestas entregó a nuestra Orden por su destacada labor de promoción social (ver programa). Tanto el trofeo, una concha de vieira de bronce obra del escultor Alfredo Iglesias, como el diploma acreditativo fueron recogidos por José Cerdeira en nombre del Consello de la Orden.

Alegre xuntanza en Beariz

Como es lógico, el comienzo de agosto y, por tanto, del período vacacional, lo llenó todo de fiestas y reuniones de amigos. La primera, el sábado 2 de agosto, fue la de los Amigos da Terra de Montes, que en esta ocasión tuvo lugar en el ayuntamiento de Beariz. Fue un día muy completo que sirvió para reencontrarnos de nuevo con esos viejos amigos a los que sólo vemos de año en año.



El martes día 13 nos juntamos de nuevo en una preciosa finca de Bora, al lado de Pontevedra, donde nos reencontramos con los tradicionales productos de la Tierra y pudimos confraternizar hasta que la tarde comenzó a dar síntomas de agotamiento.



Dicen en Pontevedra que "pasada la Peregrina, invierno encima". Este año, no; este año no hubo ni un solo día que no saliera a relucir nuestro astro rey. Así que, llegado el día 19, y pasada por tanto la Peregrina, la tertulia continuó en el Muiño do Crego que, como siempre, estuvo gratamente amenizada por el acordeón de nuestro amigo y formidable anfitrión  Pablo Dovalo.

Elías ejerciendo de anfitrión

Y no pudo faltar tampoco la reunión en Trabada de los "amigos de Elías" que, como todos los 22 de agosto, nos reunimos en Trabada por obra y gracia de la amabilidad de nuestro excepcional anfitrión..

El monasterio de Carboeiro. Foto M.Barros

Pero no todo fueron reuniones gastronómicas. La cultura es algo que no se puede dejar olvidada en unas vacaciones. Así que aprovechamos para visitar nuevamente el renovado monasterio de Carvoeiro, inmerso en un paisaje maravilloso y de vegetación exuberante.

Fervenza del Toxa, en Silleda. Foto M.Barros

No lejos de Carvoeiro queda la imponente cascada del río Toxa, un paraje espectacular que ningún amante de la naturaleza debe perderse.

Sala capitular del monasterio de Oseira con sus sorprendentes columnas. Foto: M.Barros

El día 7 aprovechamos para acercarnos al monasterio de Oseira, un cenobio grandioso destrozado por la tristemente famosa amortización de Mendizábal. A pesar de los destrozos, todavía podemos contemplar un edificio reconstruido que conserva numerosos aposentos de una belleza increíble. Sirva de muestra la sala capitular con sus famosas columnas de extraño tallado capaz de confundir la vista de quienes no dediquen el tiempo suficiente a observarlas.

Pequeña sala de exposiciones en el monasterio de Poio. Foto: J.Cerdeira

Siguiendo con nuestra aproximación a los monasterios gallegos, el día 16 aprovechamos para acercarnos al de Poio, un lugar ineludible en las cercanías de Pontevedra. Allí, además de contemplar el hórreo más grande de Galicia (ya sé, ya sé, sólo es el más grande en superficie cubierta...), pudimos reencontrarnos con la historia de la legendaria santa Trahamunda, aquella que volvió volando desde la lejana Córdoba a su Poio natal por concesión divina ante su lamentable estado de morriña.

Bello rincón en la iglesia del monasterio de Armenteira. Foto: J.Cerdeira

Y a un tiro de piedra de Poio está Armenteira. En los próximos días incluiremos en el blog la conocida historia del legendario San Ero de Armenteira, el santo al que trescientos años le parecieron una nadería entretenido como estaba en escuchar a un pajarillo.

Santo Estevo de Ribas de Sil, hoy Parador Nacional. Foto: J.Cerdeira

Para Santo Estevo de Ribas de Sil guardamos la mañana del miércoles día 21 de agosto. Este viejo monasterio, hoy convertido en Parador, es de una grandiosidad imponente, y su localización en un paraje de vegetación exuberante y localizado sobre el propio cañón del Sil, hacen de él un recuerdo imborrable.

Por otra parte, sus mil historias de obispos (siete, eran siete)  y salmones hacen de la estancia aquí algo sumamente entretenido y didáctico.


Monasterio de San Pedro de Rocas. Foto: M.Barros

Toda la Ribeira Sacra está llena de arte que toma tanto la forma de monasterios como de pequeñas iglesias perdidas entre las laderas de un paisaje inolvidable. Uno de esos monasterios, quizá uno de los que más impresionado deja al visitante, es el de San Pedro de Rocas, a tiro de piedra del de Santo Estevo. Su antigüedad (siglo VI) y sus viejas tumbas excavadas en la dura roca nos hablan de los primeros tiempos del mundo eremítico y de las primeras fundaciones monásticas.

Torreón en el claustro de la catedral de Tui. Foto: J.Cerdeira

Es hora de cambiar un poco de objetivos y abandonar el mundo monástico para visitar las rotundas iglesias fortificadas como la de la catedral de Tui, una obra que parece querer enfrentarse sola a la fortaleza que ocupa la otra orilla del río Miño. Dedicamos el viernes 23 a visitar esta iglesia fortificada en la que se conserva una bella talla de Tomás de Torquemada, el que fuera famoso inquisidor general de Castilla.

La Fortaleza, en Valença do Minho. Foto: J.Cerdeira.

Como no podía ser de otro modo, desde Tui nos acercamos a Valença a tomarnos su famoso "bacalhau" a la brasa. Valença, o mejor dicho, La Fortaleza, son uno de esos lugares en los que uno siempre se encuentra a gusto, especialmente si es amigo de las compras y el regateo, arte que, por cierto, se va perdiendo poco a poco.

"Porta ao Alen", en Cabanas. Foto: J.Cerdeira

Otra  de nuestras ocupaciones veraniegas fue la de acercarnos a los lugares donde se conservan vestigios de antiguas civilizaciones que conformaron la Galicia Prerromana. El primer lugar visitado lleva el nombre de "Mamoas das Cabanas", unas extrañas formaciones que a algunos nos recordaron las vistas en el monte Seixo (véase sino esa imponente "porta do alen" que nada tiene que envidiar a la tan espléndidamente descrita por nuestro amigo Calros Solla).


En nuestros recorridos nos acercamos también a los petroglifos de Campo Lameiro y a los de Mogor, éstos a dos pasos de la playa homónima.

El castro de Viladonga. Foto: M.Barros

Pero no nos detuvieron las distancia y, aprovechando nuestro viaje a Trabada, pudimos disfrutar profundamente del castro de Viladonga y de su museo y centro de interpretación anejo.  Es éste un castro un tanto tardío, que se adentra ya en la cultura romana, pero muy bien cuidado y de una gran riqueza que conserva magníficamente su museo.

La Ría de Arousa vista desde la isla que lleva su nombre. Foto: J.Cerdeira.

No os lo creeréis, pero entre comida y comida, todavía tuvimos tiempo para acercarnos a algunos parajes increíbles de nuestra Galicia amada y de disfrutar de algunas de sus playas. Lástima que el verano se haya acabado tan pronto...

Ramón María del Valle Inclán, un pontevedrés distinguido. Foto: J.Cerdeira.

Y, por supuesto, entre viaje y viaje disfrutamos de la parte vieja de Pontevedra, sin duda la más bonita de España, acompañados del gran Valle Inclán y de algunos de los manjares "de la Ría":


Y entre visita y visita... Foto: M.Barros.

Y el próximo verano..., más.







No hay comentarios:

Publicar un comentario