domingo, 22 de mayo de 2011

Apuntes Jacobeos: Las peregrinaciones en el siglo XV

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Los Reyes Católicos, Fernando e Isabel, peregrinaron en 1488

6.6.- El siglo XV. Cada vez la peregrinación es menos un acto de devoción espontáneo y más un acto obligado o de intereses confusos. Viajan los caballeros, desafiantes con sus lanzas, los aventureros deseosos de conocer nuevas gentes, los políticos rodeados de todas las comodidades, los estafadores. Pero la verdadera esencia espiritual del Camino, aquella humildad medieval ingenua y sencilla, está en decadencia. Aunque todavía quedan algunos; sigamos repasando sus nombres:

En 1412 llega a Compostela San Vicente Ferrer. Durante mucho tiempo se conservó el púlpito desde el que había predicado el santo de los sermones legendarios. A su intervención se atribuían los cruceros situados en las entradas de la ciudad.

El pintor flamenco Jean van Eyck llega a Compostela, procedente de Portugal, con un grupo de nobles borgoñones en el año 1429. Formaban parte del séquito del infante don Enrique, hijo de Juan II.

Willian Wey, bachiller del Eton College, llega en el 1456 al puerto de A Coruña donde cuenta 84 barcos atracados con capacidad para unos 5.000 peregrinos. Todos provenían de los países nórdicos.

En el mismo año llega a Santiago John Goodyear, párroco de la isla de Wight, en la diócesis de Winchester, y regala a la catedral el precioso retablo de alabastro que hoy, con ese nombre, se expone en el museo catedralicio.

Como hemos visto, a pesar de la disminución de la piedad y devoción característica de los nuevos tiempos, todavía quedaban casos dignos de reseñar. Otro caso curioso es el de personas que viajan una y otra vez sin que podamos saber si el motivo es únicamente de devoción o hay algo más que se nos escapa. Quizá el caso paradigmático es el de la inglesa Margery Kempe quien, entre otros muchos sitios, peregrina a Noruega, Danzig, Jerusalén, Roma, Asís, Aquisgrán y, por supuesto, Santiago. La especialidad de Margery eran las reliquias, por eso no dejó sin visitar ni un solo sitio en el que se pudiera contemplar algún resto santo. Dados los previsibles problemas burocráticos de la época, que podían dificultar los viajes de una mujer casada, la eterna peregrina y madre de catorce hijos portaba una amplia autorización marital para viajar a donde le fuera menester.

Finalmente, señalar la visita de los Reyes Católicos, Isabel y Fernando, que aprovechan su viaje para fundar el hospital de peregrinos que llevaría su nombre. Con su viaje, realizado en 1488, se cierra nuestra lista de peregrinos del siglo XV.

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