Nos dicen las viejas leyendas irlandesas que Breoghan, nuestro Breogán, era hijo de Brath. Ambos habían llegado a los confines de Iberia procedentes de Egipto. Venían acompañados de los restos de su clan de gaels y, para asentarse en la que sería su nueva patria, tuvieron que enfrenarse a las tribus locales. Dado que Brath murió en uno de los primeros combates, fue su hijo Breoghan el encargado de vencerlas y pacificarlas.
Dicen esos viejos mitos que Breoghan libró numerosas batallas venciendo en todas ellas, por lo que llegó a ser rey de unos territorios muy extensos (fue rey de Galicia, Castilla, Portugal y parte de Andalucía). Finalmente, se retiró a la ciudad de Brigantia donde construyó una torre legendaria.
No sabemos muy bien cual era la finalidad de esa torre, puede que servir de faro a sus pequeñas y frágiles naves (los míticos curach o curragh, construidos con pieles), o puede que su finalidad fuera la de vigilar la amenazante mar por la que llegaban los más difíciles de los enemigos. En todo caso, esta torre de Breoghan, hoy llamada de Hércules, aunque restaurada cien veces, aún se yergue airosa desafiando a los vientos del Atlántico desde la actual ciudad de la Coruña.
Dicen esos viejos mitos que Breoghan libró numerosas batallas venciendo en todas ellas, por lo que llegó a ser rey de unos territorios muy extensos (fue rey de Galicia, Castilla, Portugal y parte de Andalucía). Finalmente, se retiró a la ciudad de Brigantia donde construyó una torre legendaria.
No sabemos muy bien cual era la finalidad de esa torre, puede que servir de faro a sus pequeñas y frágiles naves (los míticos curach o curragh, construidos con pieles), o puede que su finalidad fuera la de vigilar la amenazante mar por la que llegaban los más difíciles de los enemigos. En todo caso, esta torre de Breoghan, hoy llamada de Hércules, aunque restaurada cien veces, aún se yergue airosa desafiando a los vientos del Atlántico desde la actual ciudad de la Coruña.
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