jueves, 15 de abril de 2010

Diario de una pareja de peregrinos: Etapa 11: Hornillos del Camino a Castrojeriz / 20,9 kms.

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Si en la etapa pasada fue la nieve, en esta tocaba lluvia

El temporal de nieve que se abatió sobre España en esas fechas nos obligó a suspender la ruta. Ya sabemos que el hombre propone y Dios dispone…El caso es que tras el forzoso parón, pero también con lluvia y ocasionalmente aguanieve, reanudamos el camino en Hornillos, localidad burgalesa que también, como tantas poblaciones por las que hemos pasado, lleva el apellido “Del Camino”. Vestigio de la traza histórica de la ruta jacobea, al igual que otros muchos pueblos, su estructura responde casi al mismo patrón; una única calle en la que se ubicaban la iglesia, el albergue hospital, las casas y los artesanos, fundamentalmente para atender las necesidades de los peregrinos. Hoy, siglos más tarde, sigue respondiendo al mismo modelo, con las lógicas variaciones derivadas del crecimiento demográfico y la propia estructura socioeconómica del pueblo. Aún vinculado al Camino, Hornillos, como tantos pueblos de la Castilla profunda, lucha por encontrar un modelo económico con que combatir la lacra de la despoblación y el abandono.

Camino de Castrojeriz

Con el pensamiento puesto en las consecuencias, también en el rural, de la deslocalización, aunque sobre todo interior, reanudamos la marcha. San Bol y Hontanas serían las siguientes etapas de una ruta marcada por la meseta y el páramo castellano. Infinitos campos de cereales a ambos lados del camino se suceden sin apenas diferencias entre ellos. Pero el peregrino sabe apreciar la belleza allí donde se encuentre, como en los aislados y escasos árboles que resguardan la fuente de San Bol. Y entonces el peregrino recuerda los viejos versos de Antonio Machado:

Al olmo viejo, hendido por el rayo y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo algunas hojas verdes le han salido.
¡El olmo centenario en la colina que lame el Duero! Un musgo amarillento
le mancha la corteza blanquecina al tronco carcomido y polvoriento.
Antes que te descuaje un torbellino y tronche el soplo de las sierras blancas;
antes que el río hasta la mar te empuje por valles y barrancas,
olmo, quiero anotar en mi cartera la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.

Como al viejo olmo de D. Antonio, también a esos pueblos quizá les quede una esperanza, una rama verdecida. Con esos deseos seguimos atravesando el páramo hasta llegar a Hontanas. Después, otra vez bajo la fría lluvia, cruzamos bajo el arco del semiderruido Convento de San Antón, a la vista ya de Castrojeriz. En esta ciudad, última localidad burgalesa del Camino y a los pies del cerro donde aún subsisten las ruinas de su castillo, visitamos la colegiata de la Virgen del Manzano y las Iglesias de Santo Domingo y San Juan, góticas ambas, la primera con detalles platerescos. Y concluimos la jornada en el moderno albergue municipal donde, a la espera de entrar en la siguiente etapa en Tierra de Campos, cumplimos con el rito del sellado de credenciales.

A veces, algunas veces, el Camino se hace duro...
M y JF

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