domingo, 25 de abril de 2010

Diario de una pareja de peregrinos: Etapa 12: Castrojeriz a Frómista / 24,3 kms.

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Esclusa del Canal de Castilla en Frómista

Salimos de Castrojeriz muy temprano. No teníamos urgencia alguna, pero sí cierta prisa e ilusión por alcanzar los tres principales hitos de la etapa: Tierra de Campos, el Canal de Castilla y la joya de San Martín de Frómista.

Poco después de salir se inicia una corta pero ciertamente dura subida al Alto de Mostelares. De cierto desnivel, supone una ruptura de la tranquilidad orográfica que veníamos experimentando en las últimas etapas. El reflejo del esfuerzo en las piernas nos obligó a reducir el ritmo e incluso a parar y descansar. Paradas de recuperación física pero también para contemplar las hermosas vistas de la verde vega del río Odrillas y del viejo castillo de Castrojeriz. Llegados al Alto, iniciamos el descenso hacia Tierra de Campos, un tanto dificultado por el barro que las abundantes precipitaciones provocan en determinados tipos de suelo. Las dificultades del barro (que nos recordaron las vividas a la salida de Pamplona) y las vistas de la infinita llanura castellana, el granero de España, nos aconsejaban ir despacio, muy despacio. Ninguna población nos salió al paso hasta llegar al puente sobre el río Pisuerga, que marca la entrada en la provincia de Palencia. Y enseguida, las primeras poblaciones palentinas, como Itero de la Vega, donde hicimos un reparador descanso y Boadilla del Camino (otra vez el apellido jacobeo), población que además de su nada desdeñable bagaje artístico, reúne el interés de ser el punto de encuentro entre el Camino y el Canal de Castilla, que nos acompañará varios kilómetros.

 La infinita llanura castellana de Tierra de Campos

Esta ilustrada obra de ingeniería, iniciativa de Zenón de Somodevilla, Marqués de la Ensenada, y comenzada en 1753, tardó en construirse casi cien años y pretendía (otra cosa son los resultados) facilitar el transporte de cereales en barcazas hasta los puertos del Cantábrico, gracias al sistema de esclusas. El proyecto inicial era unir, aprovechando las aguas del Pisuerga y el Carrión, Reinosa con Segovia, pero las dificultades presupuestarias, políticas y técnicas acortaron el proyecto, que quedó sólo en 200 kilómetros, uniendo Alar del Rey con Valladolid y Medina de Rioseco. La irrupción del ferrocarril y posteriormente los avances en el transporte por carretera hicieron innecesario el uso inicialmente concebido. Hoy se utiliza para el suministro de agua a las poblaciones, como regadío y también como atractivo turístico y deportivo. Para los amantes del senderismo o la bici, al igual que las llamadas vías verdes (antiguas líneas de ferrocarril desmanteladas) el Canal de Castilla ofrece una singular oportunidad de practicar una asequible actividad física en un entorno de paisaje, historia y arte. Impulsados por esos futuros propósitos, seguimos caminando en paralelo al Canal, hasta toparnos con una espectacular esclusa, en las inmediaciones de Frómista.

 San Martín de Frómista, joya del románico palentino

Y a pocos metros, por fin, nos encontramos con la Iglesia de San Martín, joya románica del siglo XI, objeto de detallados estudios especializados pero también obligada referencia en cualquier libro de texto de nuestra época estudiantil. Con la normal añoranza de aquellos tiempos, volvimos a visitar el templo (con entrada gratis para peregrinos, por cierto, un detalle), que nos sigue pareciendo un ejemplo de serenidad, armonía y sentido de la proporción. Sólo sus más de cuarenta capiteles interiores y la sencilla belleza de sus ábsides nos parecen un más que razonable motivo para considerar San Martín como una visita ineludible del turista y del peregrino. Por ello, consideramos un orgullo ver estampado en nuestra credencial el sello de uno de los lugares más bellos del Camino de Santiago.
 M&JF

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