Intensa nevada a la altura de la Cruz de Hierro
En Foncebadón, una amena tertulia con un grupo de peregrinos y el propietario del hostal y unas buenas y calientes sopas de ajo, nos compensaron el intenso frío que hacía en el exterior. La altitud, cerca de 1450 metros, presagiaba una fría noche. Y así fue, al amanecer, una intensa nevada caía sobre las cumbres de los Montes de León. Y nos acompañó aún durante un buen tramo, hasta superar el puerto de la Cruz de Hierro, 1.500 metros, que creemos es el punto más alto del Camino Francés. Aún con nieve en el camino, iniciamos el descenso hacia Ponferrada.
Puente en Molinaseca
Poco después, entramos en El Acebo, primer pueblo de El Bierzo. Notamos la diferencia de construcciones, antes con predominio de tejas, ahora con pizarras, más propias de climas de montaña. También apreciamos en las gentes su característico acento casi gallego. Es curioso, pensamos, cómo dividimos el Camino Francés, a su paso por la provincia de León, en tres zonas lingüísticas bien diferenciadas. En Sahagún, la influencia castellana es evidente. Desde Mansilla a Astorga, pasando por la capital, el habla, el acento, nos suena a Asturias, mientras que en la zona más occidental de la Maragatería y, desde luego en el Bierzo, se utiliza un castellano de profunda influencia gallega, cuando no gallego directamente.
La belleza del Castillo de los Templarios
Por carretera recorrimos los pocos, pero interminables kilómetros que nos separan de la Pont Ferrada, final de etapa. Hacía años que no pasábamos por aquí y por ello nos sorprenden las grandes avenidas, las infraestructuras, los edificios y la calidad de sus comercios, propios de lo que es, una gran ciudad. Con todo, siempre será para nosotros la del Castillo de los Templarios, construido por la Orden del Temple en el siglo XI, sobre los restos de edificaciones celtas, romanas y visigodas, como defensa del Camino del Santiago.
M & JF
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